Iniciativa forma parte del proyecto de turismo comunitario lafkenche ejecutado por la DEAS, que favorece a 17 emprendedores de la zona (Mundo Agropecuario). Caminatas, recolección de cochayuyo, producción de fertilizante...
Iniciativa forma parte del proyecto de turismo comunitario lafkenche ejecutado por la DEAS, que favorece a 17 emprendedores de la zona (Mundo Agropecuario).
Caminatas, recolección de cochayuyo, producción de fertilizante natural y extracción de leche al pie de la vaca son parte de las actividades que desarrollaron los diez participantes del primer plan piloto del segundo año del proyecto de turismo comunitario lafkenche, que ejecuta en Tirúa la Dirección de Extensión Académica y Servicios (DEAS) de la Universidad Católica de la Santísima Concepción. Una iniciativa que favorece a 17 emprendedores de la zona, que cuenta con el financiamiento de Corfo y que tiene como agente operador intermediario a Corparauco.
En la oportunidad, se probó uno de los cuatro circuitos creados hasta el momento. Este tiene una duración de dos días, está orientado al turismo familiar y dirigido a personas entre los 15 y los 55 años de edad, debido a la dificultad para acceder a algunas zonas del recorrido. Durante su permanencia en el lugar, los visitantes aprendieron sobre las costumbres y creencias mapuche, y convivieron con sus habitantes.
“La idea principal es que la gente venga aquí y vea cómo se desarrolla la comunidad tal como es. Que aprenda el cuidado de los suelos que tiene, cómo trabaja la tierra, los tipos de cultivo, la recolección de productos marinos, qué productos vende, cómo aporta en la economía que hay actualmente en la zona”, explicó Fabián Soto, Coordinador del proyecto.
Por su parte, Segundo Yevilao, miembro de la Comunidad Miguel Yevilao, agregó “Hemos ido descubriendo la posibilidad de explotar el turismo a través de nuestro territorio, el que nos hemos dado cuenta que tiene un tremendo potencial. Valoro el trabajo de las generaciones anteriores de conservar esta cultura. Este proyecto permite a personas de fuera conocer nuestra experiencia de vida, pues a través de él podemos mostrar que somos capaces de generar desarrollo y economía sin dejar nuestro territorio y conviviendo con otras comunidades”.
El circuito también incluye la realización de diversos talleres, en los que los visitantes se introducen en el tejido de la ñocha, y conocen el teñido de la lana y el uso del telar. “Siento que conocimos mucho más de lo que esperaba. Me llevo una muy buena experiencia, que superó por completo mis expectativas. Los paisajes que vimos eran hermosos, las personas que nos recibieron fueron muy abiertas en entregarnos información y en darnos a conocer parte de la cultura y de los recursos que existen en la zona. Esto es muy valorable y nos muestra cómo apreciar la tierra de otra manera”, concluyó Osmary Rojas, turista venezolana.