Caracterizar la variación microclimática en una especie perenne fue el principal objetivo de las mediciones realizadas (Mundo Agropecuario). La Región de Coquimbo vivió un momento astronómico único: el eclipse total...
Caracterizar la variación microclimática en una especie perenne fue el principal objetivo de las mediciones realizadas (Mundo Agropecuario).
La Región de Coquimbo vivió un momento astronómico único: el eclipse total del sol fue visto en distintas localidades y zonas del país, deslumbrando a quienes presenciaron el acontecimiento. Se trató de una oportunidad única que llevó al investigador del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), Nicolás Verdugo, a buscar cuáles eran los efectos que producía el fenómeno en las plantas, por lo que realizó en el Centro Experimental ubicado en la comuna de Vicuña, un ensayo en un Quillay, árbol endémico de Chile.
Durante los días anteriores al fenómeno natural se verificaron en terreno las condiciones del árbol elegido, asegurándose de estar en una zona que no contara con efectos de sombra y recibiera en su totalidad la radiación solar. Previo al evento astronómico se ubicaron sensores para medir la temperatura del follaje, humedad relativa, temperatura del suelo y la radiación solar. En forma adicional, se instalaron dos dendrómetros, uno en el tronco y otro en una rama, para medir las fluctuaciones en la contracción y dilatación de la madera.
“La instalación de los sensores nos permitió caracterizar el microclima y comportamiento del árbol, por medio de los dendrómetros, de tal forma de evidenciar cómo el eclipse solar modifica el microclima del árbol y ver la respuesta de éste ante este fenómeno” explicó Nicolás Verdugo.
Actualmente los datos están siendo analizados, ya que para tener conclusiones se debe caracterizar un día típico del mes de junio-julio, que permita comparar los resultados respecto al día del eclipse. “Esperamos a fin de julio ya tener los primeros resultados de esta experiencia”, mencionó el investigador.
En tanto, para Marta Alfaro, Subdirectora Nacional de I+D de INIA, este trabajo “es un fiel reflejo de que la innovación y la ciencia van de la mano, pues se trata de algo que nunca se había realizado en el país, y que es toda una oportunidad para ver qué tan sensible es la planta a los estímulos ambientales”, valoró.