Columna de opinión, Dr. Jorge Manuel Genoud, Médico Veterinario, asesor Veterinario (equinos) de la Sociedad Rural de Argentina (Mundo Agropecuario) La delgadez suele presentarse con cierta frecuencia en el caballo...
Columna de opinión, Dr. Jorge Manuel Genoud, Médico Veterinario, asesor Veterinario (equinos) de la Sociedad Rural de Argentina (Mundo Agropecuario)
La delgadez suele presentarse con cierta frecuencia en el caballo y a partir de ese momento se transforma en un motivo de preocupación para los propietarios. Afecta a los animales de cualquier edad, sexo, puede ser de aparición gradual o repentina, individual o grupal.
La disminución del peso corporal se convierte en un serio desafío que es necesario afrontar.
La presencia de esta pérdida de peso corporal, requerirá encontrar una verdadera respuesta a las siguientes preguntas:
1. ¿mi caballo está flaco?
2. ¿cuál o cuáles son los motivos?
3. ¿qué puedo hacer para corregir este problema?
4. ¿es el único caso o hay otros en igual estado?
Observación del caballo con bajo peso
En los animales flacos pueden reconocerse varios signos en su organismo, que permiten visualizar y a la vez constatar la delgadez, como:
Mal estado general con disminución de masas musculares (grupa, región vertebral y tren posterior) y prominencia de partes óseas del cuerpo (variable de acuerdo a los kilos perdidos) como las costillas, los huesos de la cadera o las vértebras. A veces se observa en la cabeza un hundimiento de las fosas ubicadas por encima de los ojos (aunque también se visualiza este detalle en animales viejos y bien nutridos).
Otras señales o rasgos son: el pelo pierde su natural brillo, disminuye la elasticidad de la piel, las mucosas están pálidas o secas, disminuye el rendimiento en el deporte o trabajo, puede presentarse retraso en el crecimiento de los animales jóvenes, y es factible ver alteraciones en la normal fisiología reproductiva que caracteriza tanto a hembras como a machos enteros.
Motivos:
Son varias las posibles causas que llevan a una pérdida de peso, entre los más comunes figuran deficiencias en el apetito, ambiente, manejo del animal, deficiencias en la alimentación de acuerdo a las exigencias, edad, presencia de diversas enfermedades (dentales, aparatos digestivo, respiratorio, cardiovascular, óseas, etcétera), infecciones, parásitos, tumores o dolores.
La delgadez es una imagen que puede presentarse en animales que poseen un suministro adecuado de alimentos, que gozan de un plan nutricional balanceado y además en los que manifiestan un apetito normal.
Una nutrición adecuada, permite que el animal desarrolle, sin trastornos en su peso, una actividad física o reproductiva. Los animales en producción requieren de un balance energético especial, como los que realizan un trabajo muscular, un padrillo en plena actividad reproductiva, una yegua con gestación avanzada o en lactación.
Si se presentan alteraciones en la alimentación del caballo, éste se verá obligado a utilizar sus reservas corporales con la consecuente pérdida de peso y en el caso del potrillo debe agregarse las dificultades en su desarrollo.
Es variable la tarea de individualizar las fuentes que originan este trastorno, en ciertas ocasiones puede realizarse con facilidad. En cambio, en otras circunstancias es más complicado y nos demanda realizar un minucioso examen del animal, de su ambiente y debe recurrirse a uno o varios métodos complementarios.
¿Cómo actuar frente a la pérdida de peso?
Cuando tenemos un caballo con pérdida de peso se aconseja realizar un profundo análisis tratando de encontrar los motivos, incluye las siguientes medidas:
1) Estimar la correcta nutrición del caballo según su actividad y sus requerimientos.
2) Constatar la existencia de agua para ser bebida a voluntad.
3) Evaluar la materia fecal: forma, consistencia, presencia de elementos sin digerir u otros, como por ejemplo la presencia de parásitos.
4) Realizar un examen de las piezas dentales, verificando presencia de puntas dentales en molares y premolares.
5) Verificar la actividad física para que no haya excesos.
6) Descartar existencia de enfermedades infectocontagiosas de curso agudo o crónico.
7) Descartar enfermedades parasitarias.
8) Evaluar la existencia y el tratamiento de los parásitos que afectan el tracto gastrointestinal.
9) Controlar La posibilidad de la presencia de posibles errores humanos, que favorezcan la aparición de este trastorno.
Conclusiones: es conveniente reconocer con anticipación los indicios que nos brinda el estado del animal, evaluando los posibles factores antes de que afecten ostensiblemente su peso y estado general.
Es factible que la respuesta del animal afectado al tratamiento realizado no se manifieste de inmediato, porque dependerá de su origen, aunque a veces requiere un tiempo variable para que el equino recupere su condición externa perdida y su funcionalidad.