Al año las 70 familias recolectan entre 2 y 3 mil kilos de avellana. Además, el proyecto permitió la creación de una cooperativa. Luego de varios meses de trabajo, se...
Al año las 70 familias recolectan entre 2 y 3 mil kilos de avellana. Además, el proyecto permitió la creación de una cooperativa.
Luego de varios meses de trabajo, se creó la primera planta de procesadora de alimentos – a fin de producir tres productos que ya ingresaron al mercado local –con elementos de interculturalidad en la Comunidad Indígena El Avellano, comuna cordillerana de Alto Biobío, a unos 20 km de la ciudad de Ralco.
El proyecto que busca la diversificación de la oferta de productos agroindustriales generados en la Comunidad compuesta por 70 familias, es apoyado por la Fundación para la innovación Agraria (FIA), la Universidad de Concepción, Fundación Pehuén, Enel Generación Chile y la Municipalidad de Alto Biobío.
Esta innovación, “fue un renacer del producto y un darse cuenta de que asociativamente pueden agregarle valor y son capaces de desarrollar un producto que antes no imaginaban que podrían lograr y que es bien recibido por los consumidores”, comentó Fernando Curriao, presidente de la Comunidad.
Resultados
Previo al desarrollo del programa, la Comunidad – que realiza recolección silvestre entre 2 y 3 mil 500 kilos de avellana al año – debía vender su producción a través de intermediarios; sin embargo, hoy son líderes de su propio negocio sostenible, gracias a tres resultados clave.
“El principal hito fue lograr en la precordillera la primera planta procesadora de Alimentos con elementos de interculturalidad en las consideraciones de habilitación del lugar, consiguiendo con el apoyo ‘la implementación del lugar, con el adecuado Layout de las instalaciones tanto en las unidades de proceso, envasado, acceso y servicios higiénicos, en elementos de señalética de lugar, cumpliendo la normativa exigida por la autoridad sanitaria”, cuenta Claudia Carrasco, ejecutora del proyecto, quien añadió que dicho apoyo permite que por estos días puedan vender (en la propia Comunidad) harina de avellana, café y avellana tostada.
Por otra parte, añade la ejecutora, las familias lograron organizarse y se pudo constituir un emprendimiento al alero de la recolección de avellana. Durante el primer año del proyecto participaron en giras para conocer emprendimientos de otras comunidades en la región de La Araucanía. “En materia de proceso la comunidad se capacitó en inocuidad alimentaria, tecnología agroindustrial y en el desarrollo de productos a base de la avellana, logrando de tres productos y la proyección de otros que pueden comenzar a explorar”, detalló Carrasco.
Cooperación
También el grupo se capacitó en Cooperativismo, desarrollo para la organización y gestión comercial, con énfasis en la comercialización y distribución de los productos en el mercado nacional, así como elementos claves que le ayuden a potenciar el negocio realzando las particularidades del entorno y alianzas comerciales.
“Desde FIA estamos muy contentos por el trabajo que se logró en la Comunidad. Principalmente porque pensaron en cada detalle para unirse al mercado de manera sostenible, sustentable y por sobre todo, diversificando la matriz productiva que los identifica y forma como cultura. Además, las pruebas de los procesos tecnológicos que se generaron en esta iniciativa serán un gran aporte de conocimiento para el territorio”, dice el representante de FIA en la región del Biobío, Gonzalo Rueda.
En cuanto al packaging, consiste en papel y bolsas kraft para evitar el uso de plásticos y apoyar al medio ambiente. De igual forma, producto de estos procesos las familias también vieron posible el desarrollo de futuros productos como es el caso de un snack y aceite de avellana.
Por el momento, se logró presentar los alimentos en ferias locales y regionales, donde tuvieron una buena recepción, abriéndose alianzas con la empresa COOMES para una posible distribución y venta online.