La gran variabilidad genética de las legumbres garantiza un suministro continuo de alimentos nutritivos para atender a la población mundial
Incorporadas a la dieta en forma periódica, las legumbres han demostrado disminuir la incidencia de enfermedades cardiovasculares y controlar los niveles de glucosa
El miércoles 10 se conmemoró el día Internacional de las Legumbres, fecha del calendario que permite relevar y visibilizar la contribución que hacen estos granos a la alimentación y el cuidado del medio ambiente a nivel mundial. Incorporadas a la dieta en forma periódica, las legumbres han demostrado disminuir la incidencia de enfermedades cardiovasculares, controlando los niveles de glucosa, ya que contienen hidratos de carbono de lenta absorción y por tanto, bajo índice glicémico.
Su contenido de fibra ayuda a controlar el colesterol, ya que limita la absorción de las grasas saturadas, mejora el tránsito intestinal y previene la absorción excesiva de hidratos de carbono. Además, contienen cantidad importante de antioxidantes. Debido a su alto contenido de proteínas, son muy atractivas para quienes buscan diversificar la dieta con ingredientes de alta calidad y adicionalmente, su contenido de micronutrientes, minerales (calcio, hierro y magnesio) y vitaminas del grupo B, contribuyen a regular el metabolismo.
“La gran variabilidad genética de las legumbres garantiza un suministro continuo de alimentos nutritivos para atender a la población mundial, mediante el desarrollo de mejores variedades, adaptadas a nuevas condiciones climáticas y aceptadas a nivel de consumidores. Además, se encuentran distribuidas a través de una amplia gama de climas y suelos, contribuyendo a la fijación de nitrógeno atmosférico y disminuyendo la utilización de fertilizantes sintéticos en los sistemas agrícolas. Su utilización en sistemas productivos mixtos, aumenta la biodiversidad al compararlo con monocultivos. En huertos frutales, son alternativa al intercalarlos durante los primeros años, aumentando la rentabilidad del sistema, generando un ingreso extra para los productores”, comenta la Dra. Claudia Osorio, especialista de INIA Carillanca.
La conservación de semillas en bancos de germoplasma e in-situ, por parte de los productores, así como el trabajo en los programas de mejoramiento genético facilitan la búsqueda de genes que codifican para caracteres de interés agronómico e industrial. “INIA a través de sus programas de mejoramiento genético, contribuye a la creación de variedades de legumbres adaptadas a las condiciones de estrés que impone el cambio climático, incrementando su rendimiento y valor nutricional. Lupino, poroto y arveja son algunas de las legumbres en las cuales se trabaja activamente, en conjunto con actores locales en los territorios, aportando alternativas productivas para los agricultores de la zona Centro-Sur de Chile, contribuyendo al cuidado del patrimonio alimentario y del medio ambiente”, puntualiza la experta.