Una práctica común en zonas agrícolas en Chile, es la quema de los residuos que dejan las plantas de maíz o trigo luego de ser cosechadas,
Si bien es una práctica que incluso está normada por ley y supervisada por la CONAF, conlleva daños asociados a los incendios que se provocan por quemas no controladas, además de contaminación nociva para la salud humana y ambiental.
Una práctica común en zonas agrícolas en Chile, es la quema de los residuos que dejan las plantas de maíz o trigo luego de ser cosechadas, porque resulta más rápido para los agricultores prender fuego a los remanentes de las plantaciones, para volver a iniciar el ciclo productivo, pero el daño paulatino que esta actividad produce, no solo está acotado a la contaminación ambiental. “Si bien esto incluso se considera como una parte tradicional de la producción agraria, la quema de rastrojos representa un daño enorme al medio ambiente que es mucho mas profundo de lo que se puede apreciar”, afirma Ana Patricia Luengas, Gerente General de Biopunto, “lo que se está haciendo, es alterar el equilibrio de los ecosistemas y de manera paulatina, los agricultores tendrán pérdidas en la calidad, fertilidad y rendimiento de suelo, entre otras serias consecuencias”, afirma la ejecutiva.
La actividad de la “quema” agrícola está normada por ley y entrega a la Corporación Nacional Forestal -CONAF- la supervisión de estas actividades. Todos quienes necesiten realizar estas quemas controladas, deben informar a este organismo sobre los objetivos y alcance de la medida, que debe estar circunscrita al calendario vigente que la CONAF programa año a año. En caso de no realizar el trámite, la quema sería ilegal y el o los autores deberían enfrentar multas o disposiciones que la ley determine, además del peligro que significa un incendio no controlado. “Los casos de incendios forestales por quemas ilegales son frecuentes en el país y a pesar de todos los peligros que conllevan, se siguen realizando, incluso en las regiones en las que está prohibida la quema”, asegura Luengas.
Expertos recomiendan el uso de soluciones basadas en Microorganismos Eficaces y así contribuir al reciclaje de nutrientes y economía circular.
Desde el año 1837 se comenzó a legislar sobre la roza de bosques por medio del fuego y casi un siglo después, en 1937, un decreto del Ministerio de Tierras y Colonización lo reglamenta y establece una serie de medidas para controlar la actividad. Con todo, e incluso las modificaciones y nuevas restricciones que se han ido aplicando, esta práctica conlleva una serie de efectos negativos, como:
– La pérdida de la estructura del suelo con lo que disminuye la retención de agua y su fertilidad entre un 25% a un 30%
– Se afecta la “vida” del suelo, porque el fuego mata a macro y microorganismos.
– Al eliminar el rastrojo se elimina una fuente de materia orgánica y nutrientes para el suelo.
– Contaminación ambiental a gran escala, porque en distintas partes del mundo los agricultores lo realizan. En países como India,
se llegó a extremos como el cierre temporal de escuelas, desvío de vuelos que iban a la capital del país (por la baja visibilidad) y el uso de mascarillas.
Según se destaca en un artículo del Programa para el Medio Ambiente de la ONU, estas quemas y los incendios forestales que frecuentemente se producen desde ellas, son la mayor fuente de carbono negro a nivel mundial y además del daño que produce al medio ambiente, incluso puede ser un factor relevante en el riesgo de muerte por enfermedades cardiacas o pulmonares.
La solución está en la economía circular, reciclando nutrientes
“Una solución mucho más efectiva y conveniente que la quema es la incorporación de rastrojos al suelo y acelerar su descomposición, para esto se recomienda hacer inoculaciones de microorganismos degradadores de materia orgánica”, señala Ana Patricia Luengas, cuya empresa Biopunto, ofrece soluciones biológicas basadas en Microorganismos Eficaces y benéficos para la agricultura.
Practicas como la incorporación de rastrojos con microorganismos degradadores, ayudan a incrementar la materia orgánica y la vida del suelo y por tanto mejoran su fertilidad física, química y biológica. “Física ya que mejora la estructura, la aireación y la retención e infiltración de agua, química porque aumenta la disponibilidad de nutrientes y también biológica porque los microorganismos no solo solubilizan nutrientes sino que optimizan la transferencia de estos del suelo a la planta, ejercen control biológico de plagas, entre muchas otras importantes funciones en el ecosistema” comenta la ejecutiva.
Utilizando estos productos a base de Microorganismos Eficaces que fueron desarrollados por la empresa japonesa EMRO y que distribuye en Chile Biopunto, se puede proporcionar mejores condiciones para aumentar de la vida y la fertilidad del suelo lo que finalmente significa un ahorro de fertilizantes, pesticidas, materias orgánicas, agua, entre otros.
Esta tecnología se utiliza en diferentes tipos de cultivos, como maíz trigo, e incluso, en otros como la piña. En Costa Rica, por ejemplo, se utilizó en una plantación de más de 500 hectáreas de este último fruto, significando un ahorro considerable en maquinaria de preparación de terreno que alcanzó 3.000 USD por hectárea, así como también ha significado ahorro en aplicaciones de nitrógeno y otros, ya que se aprovechan los nutrientes de la materia orgánica del cultivo anterior.
Finalmente se logró de la misma forma ahorrar tiempo, ya que con la solución EM-1® es posible preparar terreno en invierno. (Más información de este caso, aquí)