Esta es la apuesta que hace INIA Carillanca, a través del programa GORE-INIA “Mejoramiento de la competitividad de la producción ovina en La Araucanía
Bajo las actuales condiciones que enfrenta la agricultura, los ganaderos están obligados a incorporar nuevas especies forrajeras que resistan mejor las altas temperaturas y el déficit hídrico.
Esta es la apuesta que hace INIA Carillanca, a través del programa GORE-INIA “Mejoramiento de la competitividad de la producción ovina en La Araucanía” y que es financiado por el Gobierno Regional. Con esta propuesta se busca validar alternativas forrajeras, ya sea para pastoreo y/o conservación de forraje, anuales o perennes, que permitan sostener la producción ovina bajo el actual contexto que impone el cambio climático
Para ello, el INIA ha establecido jardines de evaluación de forrajes bajo condiciones de secano en cuatro territorios de la región. Es el caso de Angol, donde se están evaluando cereales como cultivos suplementarios de otoño: triticale, avena, centeno, cebada solos o asociados con ballicas anuales para pastoreo invernal y posterior rezago para elaboración de ensilaje. “También, algunos cultivos forrajeros suplementarios de verano como raps y nabo forrajero, lo cual permitiría mejorar estratégicamente la alimentación de la oveja en períodos donde la praderas están en receso por la sequía y altas temperaturas. Otras especies que se están evaluando son la achicoria y 7 venas, que últimamente se han difundido por su relativa resistencia a la sequía. Importante señalar que además se ha considerado incluir algunas especies que tradicionalmente se cultivaban en el país, pero que últimamente han perdido protagonismo principalmente por que las empresas vendedoras de semilla, quienes han dejado de producirlas o importarlas, tales como trébol encarnado, vicia, que son una excelente alternativa para estas condiciones y fines productivos, pastoreo y conservación en el caso de la primera, y ensilaje para la segunda. Esperemos que con los auspiciosos resultados obtenidos dichas empresas se motiven a comercializarlas nuevamente. También se consideraron algunas especies perennes como falaris, solo o en mezcla con trébol subterráneo y la mezcla mediterránea 600, que han demostrado a la fecha ser una real alternativa para el territorio”, explicó Gabriela Chahín, especialista de INIA a cargo del programa.
Durante un día de campo se entregaron antecedentes productivos de una pradera suplementario de otoño compuesta por ballica anual y avena Strigosa, la cual permitió mejorar sustantivamente la alimentación de la ovejas en el último tercio de gestación y primer mes de lactancia, con ello se obtuvieron corderos con mejor peso al nacimiento y destete. Para tener éxito con este tipo de praderas, señala la investigadora, es fundamental la fecha de siembra, dosis de semilla, fertilización de acuerdo a los resultados del análisis químico de suelo y correcta utilización con pastoreo rotativo y uso del cerco eléctrico.
Al respecto, Aliro Giusti destaca el trabajo desarrollado con INIA Carillanca a través del programa GORE, el cual ha sido muy importante para él. “Esto ha sido una gran experiencia. Nosotros no sembrábamos con la tecnología que hemos conocido a través de INIA. Aquí se han hecho siembras para pastoreo que han dado muy buenos resultados, porque se aprovecha mejor la semilla y el pasto. Yo estoy dedicado a los corderos y en 1 hectárea he podido tener 50 ovejas pastando y eso ha durado meses. Tengo una vega, donde INIA me enseñó a cuidar el pasto natural y no sobrepoblar el sector, he aprendido sobre cerco eléctrico que ha dado buenos resultados. Antes yo tenía mis ovejas en 30 hectáreas y no se aprovechaba bien el pasto, el animal se echaba y eso tampoco es bueno. Gracias a INIA aprendí a fertilizar mi campo como corresponde, haciendo el análisis de suelo que es tan importante para usar una buena semilla, que hay muchas. He podido conocerlas en la unidad demostrativa que se instaló aquí gracias al programa del Gobierno Regional”, puntualizó.