Los especialistas advierten que la fortificación de los lácteos con vitamina D puede ser la estrategia más adecuada para revertir la deficiencia de este nutriente en el país.
Un estudio realizado por el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Chile (INTA), la U. Católica y la Universidad Finis Terrae, mostró una severa caída en los niveles de este nutriente en los niñas y niñas en todas las regiones del país, incluso en las más soleadas.
Una investigación analizó los niveles de vitamina D de niños y niñas a lo largo del país, debido a la importancia de este nutriente esencial para muchas funciones del organismo, tanto a largo plazo, como los problemas de construcción y reparación ósea, o la aparición de algunos cáncer, y otros más a corto plazo como es la inmunidad del organismo y todo lo relacionado con infecciones de todo tipo.
La investigación, realizada antes de la pandemia y liderada por el INTA, la U. Católica y la U., Finis Terrae, se realizó en Antofagasta, Santiago y Concepción, ciudades en las que esperaban ver diferencias de acuerdo a la radiación solar que reciben por su ubicación geográfica. Sin embargo, los resultados mostraron que este factor no fue trascendente, pues en todas estas ciudades el 70% de la población mostró deficiencia de vitamina D.
“Suponíamos que los valores iban a ir disminuyendo hacia el norte”, señala la Dra. Sylvia Cruchet, pediatra y especialista en gastroenterología y nutrición del INTA, quien no participó directamente de este estudio.
Pero en Concepción, el total que presentó un déficit de vitamina D, estuvieron alrededor del 85% y en Antofagasta el déficit también fue sobre 75-80%. “No es lo que nosotros esperábamos”, añade la especialista.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud 2016-2017, el 84% de las mujeres entre 14 y 49 años muestra indicadores insuficientes y un 13% alcanza una deficiencia severa de esta sustancia.
Se considera que una persona tiene un nivel de vitamina D suficiente, cuando posee 30 nanogramos por mililitro (ng/mL) en u sangre. Entre 30 a 20 (ng/mL) ya se habla de un nivel insuficiente, y bajo 20 (ng/mL) se trata de un déficit.
Por eso, los especialistas advierten que la fortificación de los lácteos con vitamina D puede ser la estrategia más adecuada para revertir la deficiencia de este nutriente en el país. Por ello, el Comité Científico de Lácteos hizo una propuesta al Ministerio de Salud, para que incluyan esta sustancia en los productos lácteos que se comercializan en el país.
Adelantaron que los resultados positivos de esta política pública, que se espera se materialice en el corto plazo, dependerán de que la norma defina un porcentaje adecuado de agregación nutricional.
Rodrigo Valenzuela, coautor del estudio, doctor en Nutrición y Alimentos, de la U. de Chile y director del Comité Científico de Lácteos, explica que este porcentaje se refiere a la cantidad adicional de fortificación que se le agrega a los alimentos, y es el Ministerio de Salud el encargado de regular esta medida.
Reglamentación de los lácteos
La Vitamina D tiene como principal función, ayudar a absorber el calcio del intestino para regular cuánto calcio y fósforo deben almacenarse en los huesos y cuánto debe expulsarse del cuerpo por medio de los riñones en la orina. Su deficiencia en el cuerpo humano se ha relacionado tradicionalmente al raquitismo, pero se han descrito múltiples efectos biológicos en todos los sistemas y órganos del cuerpo.
En este contexto, se espera que próximamente, el Ministerio de Salud emita una normativa donde determine a través de qué alimento de consumo masivo se incorpore este nutriente.
El método más efectivo según investigadores participantes en el libro Lácteos, Nutrición y Salud, patrocinado por el Consorcio Lechero de Chile, es a través de la leche.
Valenzuela coincide. Señala que ello se debe a que “son saludables, beneficiosos para las personas, especialmente en los niños, embarazadas”. Además, si se ordena fortificar la leche, todas tienen que estar fortificadas, independientemente del contenido de grasa, proteína, etc.
Además, los lácteos son una manera fácil de llegar a la población en general, “y como tiene un poco de grasa, lo ideal es que fuera al menos semidescremada entonces, es más fácil de aportar con buena absorción” añade Cruchet.
Otra razón muy relevante, es que “tiene que ir en un vehículo que tenga algo de grasa, porque es una vitamina liposoluble, o sea, se disuelve en un líquido o en lo que tenga grasa y la leche es un alimento no excesivamente caro y de consumo masivo sobre todo en niños y tercera edad”, señala la especialista.
Cuando se tiene casi un 80% de la población con déficit de vitamina D, lo lógico es, según la doctora, “implementar alguna forma que tanto niños como adultos la reciban, porque no puedes hacerle un examen al 80% de la población para saber específicamente cual es su nivel (de este nutriente)”.
Los investigadores ya mostraron los resultados de su estudio a las autoridades y “el Ministerio está al tanto de esto, esto pronto va a hacerse público”, dice Valenzuela.
En cuanto elegir otros productos, Valenzuela explica que se puede fortificar a otro nivel, como por ejemplo algunos jugos, “pero el grueso de la experiencia internacional es en lácteos, es donde tenemos más evidencia”.
Obesidad infantil = Menos vitamina
Las cifras de obesidad y sobrepeso en la población chilena representa hoy uno de los mayores factores de riesgo en la deficiencia de vitamina D: el 74,2% de sus habitantes tiene una de las dos condiciones. Cruchet y Valenzuela señalan que la “altísima prevalencia” de los problemas asociados al peso causan un efecto conocido como el secuestro de la vitamina D por parte del tejido adiposo. Eso sería indicativo del aumento del hígado graso, una condición emparentada con este fenómeno.
El estudio de déficit se enfocó en la población infantil debido a que son uno de los grupos de riesgo, pero más importante que se encuentran en su etapa de crecimiento y la vitamina D dentro de las diversas funciones que tiene, favorece la absorción de calcio, estimula el crecimiento y desarrollo del hueso, “y en los niños se puede actuar más fácil que con los adultos, porque ya muchas veces tiene un daño irreparable”, comenta Valenzuela.
obesidad infantil
“Los bajos niveles de vitamina D circulante tienen que ver con una captura de esta por parte del tejido adiposo y un mayor uso metabólico del nutriente. Esto significa que el organismo la utiliza más en la función metabólica por los problemas de peso. Además de la baja ingesta, se suma que su síntesis está disminuida”, explica el doctor en Nutrición.
De acuerdo a la Dra. Cruchet, los niños obesos requieren del doble de vitamina D para que sus funciones corporales no se vean afectadas por la deficiencia. “Se necesita una cantidad mayor porque sabemos que será secuestrada por el tejido adiposo. Sumado a la falta de exposición al sol, otro elemento de contexto es el rechazo a dar alimentos con grasa y aceite a los niños. De ahí el problema de los alimentos bajos en grasa” concluyó.
Fuente: Latercera.com