Desde 2015, en el mundo se han acrecentado los problemas de inseguridad alimentaria, los que son aún más complejos en América Latina.
La instancia dejó en evidencia la necesidad de incrementar la coordinación con la Agricultura Familiar Campesina, para garantizar los alimentos para los próximos años en un contexto adverso, marcado por la era post pandemia y la guerra entre Rusia y Ucrania.
Números poco alentadores en Chile, América Latina y el mundo entero, se entregaron en el seminario “Seguridad y soberanía alimentaria desde la Agricultura Familiar Campesina”, actividad organizada por el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), en Chillán, que reunió a representantes de instituciones del sector agropecuario nacional e internacional, y dejó de manifiesto la necesidad de establecer apoyos conjuntos para impulsar la producción de alimentos que, en su gran mayoría, está en manos de la Agricultura Familiar Campesina (AFC).
Desde 2015, en el mundo se han acrecentado los problemas de inseguridad alimentaria, los que son aún más complejos en América Latina. Romina Ordoñez del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y expositora en el encuentro, mencionó que la presencia del Covid-19 deterioró las cifras, indicando que en el trienio 2018-2020, el 27,6 % de la población mundial presentaba inseguridad alimentaria moderada o grave, porcentaje que en América Latina se elevaba a 34,8 %, mientras que en Chile, alcanzaba a 17,9 %, es decir, a 3,4 millones de personas.
Lo preocupante, explicó la especialista senior del BID, es la tendencia al alza en todo el mundo, lo que implica que hoy las cifras pueden ser peores, dados los escenarios de guerra en Ucrania. Sin embargo, la experta señaló que la buena noticia es que América Latina dispone de alimentos suficientes para cubrir su demanda, un 118 %, mientras que en Chile esa cantidad se eleva a un 124 %.
Ante más de 120 personas presentes en el auditorio de INIA Quilamapu, Ordoñez dijo que la llegada de la pandemia y de la guerra, establecieron grandes desafíos para el continente, entre los que están el mantener la disponibilidad de los alimentos e incrementar el acceso a ellos. En tal sentido, destacó la importancia de realizar inversiones en el sector agrícola y en todos los eslabones de los sistemas agroalimentarios, las que deben ser reconocidas como políticas estabilizadoras a largo plazo y no solo en épocas de crisis.
Al respecto, la directora nacional de INIA, Iris Lobos, enfatizó en la necesidad de seguir produciendo alimentos, ya que el escenario actual demuestra que “no hay más tiempo” y que es preciso trabajar rápido. En tal aspecto, sostuvo que INIA debe seguir produciendo tecnologías al alcance de la pequeña agricultura, porque “es ella la que entrega el alimento a los hogares de Chile. Por ello es importante trabajar en red, asignándole importancia al trabajo conjunto con las demás instituciones del Ministerio de Agricultura, ya que al trabajar en equipo, se logra un impacto mucho mayor”.
Soberanía y AFC
El encuentro contó también con la presencia de los seremis de Agricultura de las regiones de Ñuble, César Rodríguez, y del Biobío, Pamela Yáñez; del director regional de INIA, Marcelino Claret; y directivos de los servicios del agro de ambas regiones.
Ante esta audiencia, la expositora de Odepa, Karina Causa, indicó que el mundo atraviesa por una situación inflacionaria compleja y con un gran desafío para disponer de alimentos. Apuntó a la necesidad de resaltar la soberanía alimentaria, la que en su punto básico, reconoce el derecho a la alimentación, y junto a él, la preservación de los recursos naturales; el patrimonio social, cultural y territorial; la generación de alimentos; y la inocuidad y calidad de los mismos, entre otros. Resaltó que la soberanía alimentaria no es suficiente, si no existe soberanía en esta materia, destacando la importancia que le atañe a la AFC.
En esa misma dinámica, el investigador Iván Matus, encargado del Programa de Mejoramiento Genético (PMG) de Trigo de INIA Quilamapu, hizo ver la importancia de cuidar la producción de trigo en el país, la que está directamente asociada a la Agricultura Familiar Campesina, enfatizando que «quienes se van a mantener en la producción de granos, son los productores medianos y pequeños”.
Matus expresó que a pesar de que el trigo es la base de la alimentación nacional, el país no está produciendo la cantidad necesaria para cubrir la demanda local “que bordea, dependiendo del año, entre un 45 % y un 52 % (…) y el resto se trae desde Argentina, Canadá y Estados Unidos”.
En tanto, el encargado del PMG de Legumbres de INIA, Kianyon Tay, detalló que el consumo nacional apenas llega a los 3,3 kg por persona al año, siendo los porotos los más demandados con 1,3 kg, seguido de las lentejas, con 1 kg. Sin embargo, dado el escenario internacional, recalcó la importancia de contar con alimentos locales y apoyar al mundo rural, ya que “los pequeños agricultores son los encargados de producir el 60 % a 70 % de los alimentos a nivel mundial, por lo que sin desarrollo rural no hay seguridad alimentaria”.
El seminario, que fue concebido de manera presencial e híbrida, puede revisarse de manera íntegra en el canal youtube de INIA Chile o directamente en https://cutt.ly/MMvVXhG