Se encuentran desarrollando un programa de mejoramiento genético de cerezos para obtener variedades de alto potencial comercial orientadas a la industria tradicional y para zonas más tempranas de producción. (Mundo...
Se encuentran desarrollando un programa de mejoramiento genético de cerezos para obtener variedades de alto potencial comercial orientadas a la industria tradicional y para zonas más tempranas de producción. (Mundo Agropecuario).
El cultivo de la cereza en Chile representa una oportunidad única. Según datos entregados por la Asociación de Exportadores de Frutas de Chile (Asoex) las exportaciones de cerezas chilenas marcaron un récord al superar las 150 mil toneladas en enero de este año. Cifras que debieran sostenerse en temporadas venideras y que entusiasman al sector agrícola.
El año 2008 se reunió un grupo de investigadores de INIA con Biofrutales, para delinear el plan de trabajo del que sería el Programa de Mejoramiento Genético del Cerezo INIA-Biofrutales. Las primeras etapas de investigación permitieron generar los primeros protocolos de cruzamientos y propagación, hasta que en el año 2010 gracias a un proyecto de Corfo se logró la incorporación de nuevas empresas privadas bajo el alero de Biofrutales: Univiveros, Viveros Los Olmos, ANA, Buenos Aires de Angol y Fedefruta.
El objetivo del Programa de Mejoramiento Genético de Cerezos INIA-Biofrutales es obtener nuevas variedades de cerezo, que respondan a las demandas de productores y consumidores nacionales, ampliar el periodo de maduración de la fruta, incorporar nuevas zonas productoras y desarrollar el negocio de la mejora de genética vegetal para Chile.
El desarrollo de una variedad contempla a grandes rasgos tres etapas:
1) establecer la estrategia de mejora, elección de parentales y generación de miles híbridos que se establecen en campos experimentales de evaluación.
2) en una segunda etapa la elección de los mejores individuos producidos en la primera etapa, permiten escalar a una etapa intermedia, donde se evalúa con mayor intensidad cada individuo replicado sobre portainjertos comerciales.
3) en una tercera etapa, se selecciona el mejor (o los mejores) individuo de los evaluados en la etapa intermedia y se escala a nivel pre-comercial, pudiendo incluso evaluarse en diferentes condiciones agroclimáticas, permitiendo un conocimiento acabado de la variedad y la mejor forma de cómo debe ser producida.
En este contexto, el Programa a la fecha ha establecido en campo alrededor de 30 mil segregantes, plantas cada una diferente de la otra, las cuales podrían llegar a ser una variedad en el futuro. Tras llevar a cabo diversas evaluaciones de estos segregantes, el Programa ha seleccionado 21 selecciones intermedias, árboles que han mostrado los resultados más interesantes hasta el momento. A partir de este año, las selecciones tendrán un período de estudio de dos a tres años. Al cabo de ese plazo se seleccionarán los mejores individuos para escalar a la tercera etapa de trabajo, las selecciones avanzadas.
Durante el mes de mayo se realizó la reunión anual del PMG de Cerezo donde INIA citó a todos los socios para dar a conocer los resultados del último año. Al encuentro acudieron profesionales de todas las empresas participantes. La exposición estuvo a cargo del genetista del programa Dr. José Manuel Donoso, quien junto al director del Proyecto Gamalier Lemus, lideran las acciones del Programa. Para el profesional esta reunión es clave, pues junto con entregar los resultados anuales, se trata de una instancia en la que el equipo se retroalimenta de la industria.
Todo lo relacionado con el mejoramiento genético es un complejo de diferentes elementos. En estas reuniones vemos cómo interactúan las necesidades de los productores, los viveristas y de la industria en general. Es una conversación que nos ayuda a entender muchas cosas y a mejorar nuestro trabajo, indica el investigador INIA.
Este año tuvimos la oportunidad de dar un salto cualitativo. El equipo que se ha formado durante años entró en una fase de consolidación y experticia adecuada para enfrentar los grandes desafíos propuestos; hemos podido levantar un laboratorio de rescate de embriones para propagar hijos de madres tempranas, establecer pautas de evaluación en campo, laboratorio y poscosecha, establecer huertos de mejora aumentando la precocidad productiva de los híbridos, aumentar el conocimiento genético de la especie para realizar cruces con mayores probabilidades de éxito, entre muchos aspectos técnicos. Nos sentimos consolidados como equipo y tenemos las plantas, el equipo y los procedimientos. Lo que los socios quieren ahora es ver candidatos potentes para selecciones avanzadas y esperamos poder presentarlos prontamente, afirma José Manuel Donoso.
¿Cómo sería la cereza perfecta?
Los criterios para definir una cereza óptima comienzan por un buen calibre que supere los 28 mm, sumado a una firmeza aceptada por el consumidor y a una buena duración en postcosecha. En el proceso de búsqueda de la mejor cereza también se considera la época de maduración, donde se buscan variedades que sean muy tempranas y también tardías para ampliar el período de cosecha y así no competir con variedades fuertes que hoy están bien posicionadas en el mercado como Santina, Lapins y Regina.
Según Rodrigo Cruzat, Gerente de Biofrutales, este programa tiene una oportunidad y un desafío que vale la pena apoyar. Si Chile ha llegado a convertirse en uno de los países más importantes en la producción y oferta de cerezas, cómo no vamos a ser capaces de tener un lugar equivalente en la oferta de genética. Estamos convencidos de que así será porque el INIA, las empresas asociadas, Biofrutales y Corfo, han hecho un esfuerzo enorme por apoyar este desarrollo. Ahora nos queda seguir trabajando para dar pronto con esta nueva variedad chilena de cereza, asevera Rodrigo Cruzat.
Se estima que para el año 2019 las exportaciones de cerezas chilenas mantengan como principal destino Asia, donde el mercado de China acapara cerca del 90% del total de cajas que salen de nuestro país. Números que seguramente seguirán creciendo y quizás con mayor fuerza a partir del año 2025, cuando la primera variedad chilena de cereza entre en circulación, algo esperado por agricultores y exportadores para seguir haciendo crecer la industria nacional.