Visita se enmarcó en el proyecto “Valorización de cultivos patrimoniales del pueblo mapuche de la provincia de Arauco para su utilización y conservación en huertas tradicionales ancestrales” que ejecuta el...
Visita se enmarcó en el proyecto “Valorización de cultivos patrimoniales del pueblo mapuche de la provincia de Arauco para su utilización y conservación en huertas tradicionales ancestrales” que ejecuta el INIA Quilamapu con financiamiento de la Fundación para la Innovación Agraria FIA. (INIA).
Conocidos por ser grandes defensores de las semillas patrimoniales vinculadas a sus cultivos, una delegación de 13 productores pertenecientes a comunidades mapuche de Cañete y Tirúa, visitó el Banco de Recursos Genéticos Vegetales (o Banco de Semillas) que INIA Quilamapu mantiene en Chillán.
Este banco mantiene en sus bóvedas ubicadas en el Campo Experimental Santa Rosa de INIA unas 9 mil 800 semillas de los más importantes cultivos agrícolas actuales y del pasado de la zona centro sur de Chile, muchos de las cuales se consideran desaparecidos. Este hecho fue motivo más que suficiente para que la delegación de agricultoras y agricultores mapuches, conocieran no sólo las semillas resguardadas, sino también la finalidad y forma en que se realiza esta preservación para las nuevas generaciones.
Productoras mapuche y Gerardo Tapía, investigador INIA Quilamapu
De esta manera, pudieron experimentar las condiciones de humedad y temperaturas estables que mantienen las bóvedas, que en algunos casos se mantienen a -4° Celsius. Las colecciones más importantes de semillas guardadas corresponden a 7 mil 200 semillas de diferentes tipos de trigo, 2 mil de arroz, 600 de porotos, además de semillas de tomates silvestres y ajos.
Según explicó el investigador de INIA Quilamapu, Gerardo Tapia, las semillas se guardan en frascos herméticos de vidrio, plástico o metal que impiden el ingreso de humedad, uno de los principales enemigos en la conservación.
Tapia quien tiene a su cargo la mantención de esta banco, indicó que las formas de guarda de las semillas mantienen una cierta similitud a las modalidades utilizadas por los propios productores que recurren a bolsas de papel y a los lugares más secos de sus casas o a hoyos en el suelo, para preservar semillas de un año a otro.
Eso sí, modalidades más complejas permiten al INIA guardar en todo el país, más de 59 mil semillas, la mayor parte de las cuales se encuentran en el Banco Base de Vicuña en la Región de Coquimbo, dependencias que se encuentran labradas en roca y donde las semillas permanecen viables por más de 50 años.
El investigador Tapia, indicó que todos los bancos de recursos genéticos vegetales están abiertos a la comunidad, y que las semillas están disponibles, aunque en pequeñas cantidades, a los productores.
Finalmente Gerardo Tapia, quien además es el coordinador del proyecto “Valorización de cultivos patrimoniales del pueblo mapuche en Arauco”, expresó que “era muy importante que (los productores) visitaran el lugar donde nosotros pasamos gran parte de nuestro tiempo y que conocieran el trabajo que se realiza en un Banco como éste”. Sostuvo que productores y productoras mapuche buscan la autonomía en la conservación de sus semillas por lo que “el interés que tenían para saber cómo se estructuraba y qué hacía nuestro Banco era muy elevado”.
Agricultura sustentable
Uno de los aspectos que también llamó la atención de los visitantes, fue la forma en que INIA desarrolla variedades de trigo y otros cultivos, destinados a la generación de alimentos sanos y sustentables.
En ese aspecto, el encargado del programa de mejoramiento genético de trigos de INIA Quilamapu, Iván Matus, explicó que el foco está puesto en “comer sano, cuidar la tierra y dejar buenos suelos para nuestros hijos”. Agregó que “existe tanta necesidad de alimentos en el mundo que lo que pase en una parte del planeta, necesariamente influye en otras”. Indicó que “estamos a tiempo de tomar conciencia y vivir en armonía con la naturaleza”.
Semillas disponibles para el futuro
“Esta visita fue muy importante para mí” resaltó la productora María Pucol, quien además es empresaria gastronómica mapuche kvmeiyagel (de la buena comida, saludable). “Al conocer el Banco entendí que muchas de las semillas ancestrales que nosotros dábamos por perdidas están resguardadas y disponibles para el futuro”.
Así mismo, expresó estar en concordancia con los planteamientos del programa de mejoramiento genético. “Me gustó mucho esa charla, porque el expositor (Iván Matus) se nota que está muy abierto hacia el pueblo mapuche. Es muy importante que vayan en la misma dirección que nosotros con el respeto a la tierra y a la naturaleza. Después de esta visita me voy muy clara de lo que hace el INIA en el sentido de resguardar la semilla. Antes pensaba que podían sacar la información de la semilla y venderla, pero no es así.”