En reunión sostenida en Chillán, dirigentes de la Asociación de Agricultores de Ñuble e investigadores INIA revisaron alternativas a la quema de los rastrojos, con una perspectiva de sustentabilidad productiva,...
En reunión sostenida en Chillán, dirigentes de la Asociación de Agricultores de Ñuble e investigadores INIA revisaron alternativas a la quema de los rastrojos, con una perspectiva de sustentabilidad productiva, económica y ambiental. (INIA).
Con la finalidad de buscar soluciones al manejo de rastrojos en el secano de la precordillera de Ñuble y ver de qué manera esta problemática afecta tanto el manejo del suelo como a la producción de los cultivos, directivos de la Asociación de Agricultores de Ñuble e investigadores de INIA sostuvieron una prolongada reunión de trabajo en dependencias de INIA Quilamapu en Chillán.
Al encuentro asistieron, los dirigentes Carlos Smith, Patricio Guíñez, Alfredo Wahling y Manuel Faúndez, por parte de los productores, y el Coordinador Nacional de Medio Ambiente de INIA, Carlos Ovalle, además de los investigadores Carlos Ruiz, Lorenzo León, Michael Wolff y Marcelo Panichini.
Uno de los temas de mayor relevancia tratados durante el encuentro fue cómo enfrentar técnica y económicamente la gran cantidad de rastrojos de trigo y avena que se generan tras las rotaciones en los campos de la región y cómo éstos dificultan la preparación de los suelos, el control de malezas y la tasa de descomposición de la paja una vez mezclada con el suelo.
También se analizó la importancia de incorporar un tercer cultivo en la rotación para disminuir el volumen de rastrojos y cortar ciclos de enfermedades. Este nuevo cultivo debería generar retornos económicos atractivos para los productores y un poder de compra seguro que les permitiría enfrentar con cierta seguridad el manejo de rastrojos sin quema.
La importancia de incorporar los rastrojos
Durante la reunión el agricultor Patricio Guíñez de Yungay indicó que después de 10 años de incorporar rastrojos en condiciones de secano, advirtió tres aspectos destacables: el incremento en sus rendimientos de trigo que alcanzaron los 84 a 85 quintales por hectárea, la merma en la aplicación de potasio y azufre como fertilizantes, y el aumento de los niveles de materia orgánica en el suelo.
Los dirigentes de los productores aclararon que, para alcanzar estos muy buenos rendimientos, fue necesario realizar una elevada inversión que implicó la adquisición de maquinaria especializada. En este sentido, señalaron que la falta de maquinarias para implementar el manejo de los rastrojos es una limitante para evitar la quema de éstos.
El encuentro concluyó con la certeza de que aún quedan bastantes preguntas técnicas por responder y que INIA es el llamado a continuar desarrollando investigación alusiva al uso de rastrojos. Al respecto, el investigador Carlos Ovalle graficó el interés que INIA tiene en esta área, al haber sumado dos nuevos investigadores (doctores) que ya están trabajando nuevos proyectos a fondos de financiamiento concursales destinados al estudio de la dinámica de la descomposición de los rastrojos en distintas zonas y condiciones de suelo y clima en la zona centro sur de Chile.