El aparato respiratorio es trascendental para la vida de los caballos, cumple varias funciones aunque merecen destacarse que facilita el intercambio gaseoso, permite el ingreso de oxígeno y la eliminación de anhídrido carbónico.
Columna de opinión: Dr. Jorge Manuel Genoud, Médico Veterinario, asesor Veterinario (equinos) de la Sociedad Rural de Argentina
El aparato respiratorio es trascendental para la vida de los caballos, cumple varias funciones aunque merecen destacarse que facilita el intercambio gaseoso, permite el ingreso de oxígeno y la eliminación de anhídrido carbónico.
Las fosas nasales, la faringe, la laringe, la tráquea y los bronquios forman en su conjunto, una estructura tubular o también llamado “conducto” cuya función principal es permitir la entrada y la salida del aire atmosférico, pero no participa en el intercambio gaseoso.
En cambio, los pulmones son los órganos que se encuentran encargados de llevar a cabo este vital y a la vez importante intercambio gaseoso que se lleva a cabo entre el oxígeno que ingresa y el anhídrido carbónico o dióxido de carbono que debe egresar.
El aire penetra comúnmente por los orificios nasales cuando el animal inspira, a partir de acá el mismo sufre una serie de cambios porque es purificado, humedecido y también aumenta la temperatura del mismo.
El trabajo normal de un caballo demanda la existencia de un aparato respiratorio que goce de buena salud, con un eficiente funcionamiento y debe efectuarlo con un mínimo desgaste de energía por parte del organismo.
Al producirse un cuadro de enfermedad respiratoria, debido a causas infecciosas o no infecciosas, ese intercambio gaseoso será poco eficaz para la actividad que lleva a cabo, por lo tanto el organismo demostrará intolerancia al ejercicio y el rendimiento se verá notablemente afectado.
Normalmente el aire que el animal respira tiene una variación en el tenor de oxígeno y de dióxido de carbono, y por eso es contraproducente la inspiración de polvo. El ambiente donde vive o se mueve el caballo, la deficiente ventilación del box, la cama, el alimento, o sus costumbres al ingerir la ración, representan la llegada más común de polvo.
El hábito que tiene el caballo de soplar sobre sus diferentes alimentos, puede ser una de las causas de distintas afecciones del aparato respiratorio, de esa forma el polvillo existente en el fardo o grano ingresa al sistema respiratorio e inflama la mucosa respiratoria. Una de las posibilidades de disminuir la existencia de estas partículas en su comida, es humedecer levemente los alimentos que recibe.
Dada su importancia, debe prestarse mucha atención en el polvo que ingresa en forma casual a su organismo, trabajando intensamente para evitar o disminuir los continuos y diferentes contactos que el caballo pueda tener con cualquier polvareda.
No encontrar una solución para la inhalación de estas partículas, será la posible responsable de trastornos y complicaciones del animal que se demuestran de diversas maneras, algunas veces suelen estar acompañadas por importantes secuelas (inmediatas o futuras), que inhabilitarán al animal para realizar diferentes actividades.