En Segundo Encuentro INIA IdeaLab organizado por el Ministerio de Agricultura, a través del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), científicos especialistas en la generación de variedades de avena, quínoa, lupino,...
En Segundo Encuentro INIA IdeaLab organizado por el Ministerio de Agricultura, a través del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), científicos especialistas en la generación de variedades de avena, quínoa, lupino, trigo y legumbres, junto a productores e industriales, proyectaron el futuro de estos rubros (Mundo Agropecuario).
En un encuentro que reunió a científicos nacionales con representantes de diversas industrias del país, realizado en el marco de la Expo Chile Agrícola, en el Centro Cultural Estación Mapocho en Santiago, se analizó el futuro de las harinas no convencionales y nuevos ingredientes para la industria alimentaria.
“INIA lleva más de 50 años trabajando para aportar al desarrollo del sector agropecuario de Chile. Dentro de su labor, destaca la generación de semillas de distintos cultivos, por lo que el trabajo que realizamos en este Segundo Encuentro INIA IdeaLab fue mostrar los avances que tenemos y recoger la demanda de la industria para evaluar y proyectar el desarrollo de harinas alternativas. Con este acercamiento, vamos a reorientar nuestros programas de mejoramiento genético, para ofrecer ingredientes y alimentos alternativos, distintos y más saludables a la población, generando oportunidades para la industria y el sector agroalimentario nacional”, explicó Marta Alfaro, Subdirectora Nacional de I+D de INIA.
María Teresa Pino, Coordinadora del Programa Nacional de Alimentos de INIA, dio a conocer las tendencias de mercado en harinas no convencionales e ingredientes para la industria de alimentos, mientras que Graciela Urrutia, Gerente Transforma Alimentos, se refirió a los desafíos y oportunidades para el desarrollo de ingredientes y aditivos en Chile, un sector que crece cada año en Chile y el mundo.
Por décadas, las harinas refinadas clásicas de trigo han sido la base de la alimentación de los chilenos. A pesar de la popularidad de productos como las galletas y especialmente el pan, muchos expertos consideran que su aporte nutricional es limitado. “Las harinas no convencionales, hechas con ingredientes no tradicionales, tienen un enorme potencial para proporcionar niveles suficientes de nutrientes críticos al ser transformadas en alimentos. El desafío es encontrar las formulaciones adecuadas que armonicen el aporte nutricional, la experiencia sensorial y la competitividad del producto final”, señaló Javier Zúñiga, investigador y encargado del Laboratorio de Calidad de Trigos de INIA.
Por su parte, Christian Alfaro, especialista en mejoramiento genético de quínoa de esta institución, destacó que éste es un alimento completo que posee todos los aminoácidos esenciales que requiere el ser humano (leucina, isoleucina, lisina, metionina, fenilalanina, treonina, triptofano y valina). “El grano de quínoa contiene entre 11% y 20% de proteínas de alta calidad, que lo ubican sobre el arroz (7%), cebada (10%), maíz (10%) y trigo (14%). Las proteínas están formadas por albúminas y globulinas, principalmente, y el bajo contenido en prolaminas y glutelinas motiva a afirmar que la quínoa no tiene gluten. Esto puede ser un factor restrictivo para su uso en panificación, pero es de gran utilidad para la dieta de personas a las que el gluten ocasiona afecciones de colon y lesiones intestinales. Además, contiene vitaminas del complejo B y litio, lo que podría ayudar a personas con depresión, y presenta abundante calcio que es fácilmente absorbido por el organismo, debido a la presencia simultánea de zinc. Esto lo hace muy recomendable para evitar la descalcificación y la osteoporosis”, agregó Alfaro.
Mario Mera, especialista en genética y fitomejoramiento de INIA, se refirió al lupino como la alternativa chilena a la soya. “La harina hecha con grano descascarado contiene 47% de una de las proteínas vegetales de mejor calidad. No contiene almidón sino carbohidratos complejos de asimilación lenta, lo que se traduce en un bajo índice glicémico y prevención de diabetes. Su fibra soluble contribuye a reducir los lípidos sanguíneos peligrosos (LDL) y provoca sensación de saciedad, ayudando a controlar la obesidad. Su fibra insoluble facilita el tránsito intestinal y reduce el pH del colon, factor asociado a cáncer. Además, no contiene gluten, siendo apto para celiacos”.
Mónica Mathias, investigadora de INIA Carillanca, señaló que el Programa de Mejoramiento de Avena del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), en conjunto con la empresa privada, están desarrollando nuevas variedades de avena enfocadas en el nicho de alimentos saludables y materias primas diferenciadas por calidad nutricional. “En este encuentro INIA IdeaLab dimos a conocer los principales resultados y avances en el desarrollo de avenas altas en fibra soluble, betaglucano y proteínas, que ayudan a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares aportando una mejor nutrición. Además, analizamos las potencialidades, perspectivas y brechas para lograr un escalamiento comercial efectivo de las nuevas creaciones”.
Kianyon Tay, investigador de INIA Quilamapu, se refirió al uso de legumbres como otra opción para la producción de harinas e ingredientes especiales, por su alto aporte en proteínas y aminoácidos de origen vegetal. Estos y otros productos se presentaron en este Laboratorio de Ideas que busca proyectar el futuro de los alimentos chilenos con alto valor nutricional e ingredientes que aportan a la salud humana.