El proyecto internacional espera lograr que este vegetal declarado prioritario para la seguridad alimentaria por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, por sus...
El proyecto internacional espera lograr que este vegetal declarado prioritario para la seguridad alimentaria por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, por sus siglás en inglés) pueda cultivarse bajo condiciones de sequía como las que hoy sufre Chile.
El principal desafío es buscar las formas de seguir produciendo los alimentos que se necesitan para la humanidad. La FAO ha indicado que al 2050 el mundo requerirá producir casi el doble de alimentos que en la actualidad, y las nuevas condiciones climáticas ponen más difícil esa tarea.
Ello ha llevado a los científicos de diversos lugares del mundo a buscar soluciones a través del mejoramiento genético vegetal. Un buen ejemplo es la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), a través del Instituto de Conservación y Mejora de la Agrodiversidad Valenciana (COMAV), que lidera EggPreBreed II, un proyecto internacional que ayudará a obtener nuevas variedades de berenjenas más resistentes a condiciones de sequía extrema y a dos de las patologías más graves que afectan a este cultivo, como son el hongo fusarium y los nemátodos.
Estos enemigos de la berenjena pueden llegar a causar pérdidas importantes de la cosecha y se prevé que su incidencia sea todavía mayor a causa del cambio climático. La berenjena es una de las treinta y cinco especies cultivadas consideradas como más importantes para la seguridad alimentaria mundial y, como tal, se incluye en el Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (TIRFAA) de la FAO.
El proyecto EggPreBreed II contribuirá a disponer de nuevas variedades de este cultivo, con mejores propiedades. Para ello, el equipo trabaja estos meses en nuevos cruzamientos dirijidos de berenjenas cultivadas con especies silvestres emparentadas sin atractivo comercial, como Solanum incanum y Solanum elaeagnifolium, que destacan por su alta resistencia a condiciones de escasez hídrica.
Con estos cruces, se espera que EggPreBreed II permita obtener material genético de berenjena que, en la mayor parte de sus caracteres – tamaño de fruto, color, composición, etc. – sean indistinguibles de una berenjena cultivada habitual, pero con fragmentos del genoma de las especies silvestres que les conferirían propiedades de gran valor para el mercado.
“Al introducir genes de estas especies silvestres podemos mejorar la tolerancia a sequía, obtener más kilos de berenjena con los mismos litros de agua. Pero, además, podemos aprovechar también otras características de interés propias de las especies silvestres, por ejemplo, su alto contenido en compuestos fenólicos, de gran valor para la salud humana. Por ello, este proyecto abre la puerta a una nueva generación de variedades comerciales de berenjena que pueden tener una mayor eficiencia en el uso del agua y con mejores propiedades funcionales”, explica Jaime Prohens, director del COMAV-UPV e investigador principal de EggPreBreed II.
Siete años de investigación
El proyecto recoge investigaciones que el equipo del COMAV-UPV lleva desarrollando desde el año 2013. En estos años, han obtenido diferentes líneas de introgresión –material genético de berenjena que incluye un fragmento del genoma de otras especies donantes, en este caso las especies silvestres.
“El objetivo ahora es refinar estos materiales, mejorarlos para reducir las características desfavorables de las especies silvestres, como por ejemplo la presencia de espinas o el mayor amargor del fruto, obteniendo líneas puras resistentes a estreses causados por cambio climático, fusarium y nematodos. Disponer de este material facilitará a las empresas de semillas su utilización e incorporación en programas de mejora para obtener esas nuevas variedades comerciales de un cultivo tan importante a nivel mundial como la berenjena”, destaca Prohens.
El proyecto forma parte de la iniciativa global “Adaptando la Agricultura al Cambio Climático: Recolectando, Protegiendo y Preparando las Especies Silvestres Relacionadas”, dirigida por Global Crop Diversity Trust (Crop Trust) y financiada por el Gobierno de Noruega. “En la primera fase de este proyecto, el equipo de la UPV llegó a cruzar variedades domésticas de berenjena con 15 parientes silvestres distintos, un logro impresionante,” afirma Benjamin Kilian, representante del Crop Trust, quien asegura que “nos complace apoyar a los científicos de la UPV en esta segunda fase; estamos seguros que los frutos de este esfuerzo ayudarán a adaptar nuestra agricultura al cambio climático”.
En Chile
El Chile, el doctor en Ciencias Biológicas y Director Ejecutivo de ChileBio A.G., Miguel Ángel Sánchez, destaca que en nuestro país las universidades también están trabajando en este tipo de soluciones a los desafíos que el clima impone hoy a la producción de alimentos. “Tenemos buenos ejemplos, como el maíz tolerante a la sequía, desarrollado por el equipo que dirige el doctor Simón Ruiz, en la Universidad de Talca; también cítricos tolerantes a la salinidad, que fueron testeados exitosamente en el Desierto de Atacama, desarrollados por el equipo que lidera el doctor Patricio Arce, de la UC”, explica el experto. “Además contamos con el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), el cual depende del Ministerio de Agricultura, que es el principal actor relacionado al mejoramiento genético en Chile, con muchos casos exitosos.”
“Ejemplos como la berenjena en España nos deberían llevar a considerar el aporte que puede realizar la ciencia a través del mejoramiento genético vegetal, pero para eso, esta herramienta debiese ser una prioridad para el Estado”, resaltó Sánchez.