El proyecto tiene como principal objetivo, apoyar a los agricultores con información que les permita proyectar la situación de sus praderas, optimizando el gasto económico y la producción (Austral de Osorno)....
El proyecto tiene como principal objetivo, apoyar a los agricultores con información que les permita proyectar la situación de sus praderas, optimizando el gasto económico y la producción (Austral de Osorno).
El impacto del cambio climático sobre el forraje de las praderas de las provincias Osorno y Llanquihue, al año 2050, podrá ser disminuido gracias a un estudio que actualmente lleva a cabo en la zona el Centro de Información de Recursos Naturales (Ciren), con el apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) y el Ministerio de Agricultura (Minagri).
«Todos sabemos que el cambio climático ha comenzado a afectarnos directamente. Aquí en la zona ha incidido en las temperaturas, porque han aumentado, y en las lluvias. Por lo tanto, tenemos que preparar las praderas de una zona netamente ganadera, para que no tengan falencias por falta de agua y por mayor temperatura. Lo que necesitamos es hacer proyecciones en base a los antecedentes que procedemos y que investigamos y con eso ayudar a los agricultores para que mantengan sus praderas en buen estado», indicó Eduardo Becker, subdirector ejecutivo de Ciren.
El proyecto, que posee una duración de 24 meses, tiene como principal objetivo apoyar a los agricultores con información que les permita proyectar la situación de sus praderas, optimizando el gasto económico y la producción.
«En general, el objetivo es, con los resultados del proyecto, ayudar al productor a tomar decisiones, acerca de cómo se ve mi pradera, en una tendencia al 2050. Sobre la base de eso, cuáles son las especies que mejor se adaptan a condiciones, por ejemplo, de escasez hídrica. Por otro lado, si vemos que la pradera no nos está suministrando lo necesario para mantener a mi ganado, hay que buscar opciones alimentarias suplementarias, siempre buscando con esto no degradar la pradera, ser sustentable con el uso de ella», explicó Carolina Leiva, ingeniero agrónomo y jefe de proyecto.
Para lograr esto, un grupo de expertos de Ciren y la Universidad Católica de Chile (UC), se encuentran estudiando desde enero de 2019 aspectos como la productividad de las praderas, en sus distintos parámetros físicos de suelo, como profundidad, drenaje, pendiente, entre otros. Y también en la parte climática, haciendo proyecciones bajo un escenario de cambio climático para evaluar las tendencias del comportamiento en esas zonas.
«Desarrollaremos una zonificación climática. Esto significa recoger información de todas las estaciones meteorológicas que hay en la zona y un poco más, para tratar de identificar aquellas que tienen un comportamiento semejante y sobre las cuales uno podría hacer un manejo específico de la pradera; y podría encontrar características comunes, como por ejemplo su rendimiento potencial y además vamos a desarrollar los escenarios futuros climáticos, de tal manera de ver cómo se modifican esos potenciales en los próximos años», indicó Francisco Meza, profesor de la UC.
La importancia del estudio radica en el escenario de incertidumbre agroclimática en que se encuentran los productores, por lo cual, es fundamental contar con herramientas que permitan obtener información en este momento, para tomar decisiones correctas en el futuro que permitan potenciar la agricultura en la Región.
«Para nosotros, la agricultura a futuro está pensada con información para tomar decisiones y así hacer nuestros procesos más rentables y sustentables en el tiempo. Este proyecto de Ciren con FIA tiene la importancia de tener un modelo predictivo futuro sobre nuestras praderas, cómo se van a comportar al 2050 y así nuestros agricultores puedan tomar las mejores decisiones y seguir potenciando el corazón de la agricultura en la región, que es la leche y la carne», resaltó Juan Barrientos, seremi de Agricultura.
Cambio Climático
El cambio climático es una realidad, para lo cual todos los agentes, en particular los productores, agricultores y ganaderos, tienen que estar anticipados a sus consecuencias, de tal manera que puedan tomar decisiones informadas acerca de cómo modificar su manejo productivo.
Sin embargo, no todos los efectos de este fenómeno podrán considerarse negativos. En algunos casos serán benéficos y se deberán aprovechar los potenciales productivos que podrían aparecer en Los Lagos.
«Esta es una región que tiene una vocación agrícola enorme, sustentable y que con suficiente información, adecuada, espacialmente explícita, podría ser capaz de tomar decisiones y sacarle partido a las eventuales oportunidades que aparezcan», aseveró Meza.