Por Dr. Eduardo Peña, especialista en Ecología del Fuego, Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Concepción. Según algunos expertos internacionales, para los próximos 100 años, se espera una...
Por Dr. Eduardo Peña, especialista en Ecología del Fuego, Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Concepción.
Según algunos expertos internacionales, para los próximos 100 años, se espera una era de incendios forestales. Los grandes incendios del año 2017 en Chile, y los que ocurrieron en noviembre de 2018 en California confirman esta tendencia, mostrando además que el mayor daño lo sufren las zonas de interfaz urbano-rural con todo el impacto económico, social y emocional que ello significa, tal como ocurre en Chile en estos días.
Dada las condiciones actuales del cambio climático, las zonas boscosas están destinadas a quemarse y por ello los esfuerzos futuros se deben centrar en la interfaz urbano-rural salvando así vidas e infraestructuras. Se sabe que las viviendas se queman por el material encendido (pavesas) que vuelan hasta 2 km por el aire y caen sobre combustible fino (pasto, hojarasca, acículas y ramillas menores a 2,5 mm) que hay en las viviendas (techos y patios). Por ello, la forma más segura de evitar estos incendios urbanos es que los propietarios asuman el autocuidado, eliminando todos los años el combustible fino que amenace sus viviendas. La idea es que se puede quemar el bosque, pero no las viviendas. Cuando el presidente Trump, por los incendios de 2018, dijo que el Servicio Forestal de Estados Unidos no hizo su trabajo, se refería a la necesidad de manejar el combustible fino.
También, los límites de la ciudad deben dejarse como áreas verdes o una calle (20 a 25 metros libre de construcción), lo ideal es una calle porque facilita el ingreso al combate de incendios y pone distancia a la vegetación rural. Por otro lado, los propietarios rurales deben dejar un cortafuego de 30 m sin árboles y arbustos aumentando la efectividad de la protección. Por último, para evitar la emisión de pavesas desde el bosque o plantación, en los primeros 100 m que siguen al cortafuego rural, se deberá bajar la densidad de individuos y podar los árboles hasta unos 5 m de alto y retirar el desecho, así se evitan los incendios de copa que son los que más emiten pavesas.
Si no se asume que el combustible que rodea a la vivienda es realmente lo que inicia el fuego en las viviendas, no seremos efectivos en evitar su destrucción. El autocuidado es de bajo costo porque solo considera la mano de obra de cada vecino y tener herramientas básicas como palas, rozones y hachas, además de una manguera de unos 30 m de largo conectada permanentemente a una llave, porque con ella será posible apagar cualquier fuego que se inicie alrededor de una casa con patio, jardín y techo limpio.
En las imágenes que se presentan a continuación del incendio de 2017, muestran la efectividad para proteger una vivienda cuando alrededor de ellas está despejado de combustible fino, a pesar que la plantación estaba a menos de 20 metros de la vivienda.