Columna de opinión, Dr. Jorge Manuel Genoud, Médico Veterinario, asesor Veterinario (equinos) de la Sociedad Rural de Argentina (Mundo Agropecuario) El simple hecho de observar detenidamente a un caballo es...
Columna de opinión, Dr. Jorge Manuel Genoud, Médico Veterinario, asesor Veterinario (equinos) de la Sociedad Rural de Argentina (Mundo Agropecuario)
El simple hecho de observar detenidamente a un caballo es una prueba suficiente para poder reconocer signos de una buena salud, su conformación, estado general, estado del ánimo, peso, dinamismo, normalidades en el movimiento, pelaje, apetito, etc. son algunos de los parámetros válidos para verificar que está bien.
Los caballos manifiestan su normalidad y bienestar, aunque en ocasiones suelen evidenciar síntomas de enfermedades que nos orientan a reconocer diferentes malestares en su organismo. Son las personas encargadas de su cuidado quienes deben reconocer esas señales objetivas que permiten reconocer la existencia de alguna perturbación y es conveniente hacerlo con premura. El hecho de observar pacientemente los animales, apreciando su actitud y temperamento, sumado a la capacitación, experiencia, al “ojo clínico” y además a la responsabilidad de la persona que se encuentra encargada de cuidarlos, es primordial para poder detectar rápidamente anormalidades en los equinos.
Señales:
Debemos reconocer las valiosas señales que nos brindan los caballos que están sueltos en el campo, piquetes, potreros y los que se encuentran en boxes o estabulados. Presentan signos que nos orientan sobre el buen estado de los que habitan esos lugares.
Si bien hay diferencias entre los sitios que habitan, pero deben ser comprendidos todos los signos que nos muestran. Debemos conocer e interpretar todas las manifestaciones que esos espacios pueden brindarnos.
Todos esos caballos son beneficiados cuando están protegidos en común por un plan sanitario adecuado a cada especialidad (reproducción, trabajo, deporte, etc.) que los protejan de las enfermedades infectocontagiosas y parasitarias.
Caballos en el campo:
Cuando se encuentran libres en una pastura nuestra atención debe estar centrada en descubrir posibles cambios que nos orienten a distinguir anormalidades individuales como grupales.
Ejemplos de estas irregularidades son las siguientes: estructura general que evidencian los animales, el comportamiento habitual, actitudes anómalas (aislamiento. no participación de las actividades de ese grupo, decaimiento, cambio de carácter, etc.), denotar posiciones anormales, deterioro del estado general, pérdida de peso, estado del pelaje, cambios visibles en cualquier región anatómica (deformaciones, inflamaciones, etc.), dificultades en la marcha y en el movimiento, alteraciones en el pie, presencia de heridas, secreciones anormales (ojos, ollares, aparato genital, etc.), irregularidades manifiestas en la forma y consistencia de la materia fecal.
En el caso de hembras en reproducción, al inspeccionar las yeguas gestantes se advertirá sobre el estado de la preñez y .durante las épocas de parición se visualizarán a las parturientas, estado de potrillos, eliminación placenta, etc.
En este control de los caballos que están en el campo, no puede estar ausente fiscalizar el normal aporte de alimentos y la integridad de las instalaciones (alambrados, tranqueras, aguadas, etc.) porque pueden ser el causal de alteraciones.
Caballos en el box:
Cuando el caballo vive en un box, se establece lógicamente un contacto diario con la persona que lo atiende, es ésta quien reconoce con premura cambios de comportamiento y en el estado general apenas se acerca al box.
Los puntos a observar incluyen además: observación de modificaciones en el interior del box, de su cama, comedero, paredes, etc. También se valora su apariencia general, cambios en el carácter, modificaciones en el pelaje, decaimiento, disminución o modificación en el apetito, alteraciones en el ritmo respiratorio y cardiaco, aparición de secreciones diversas, perturbaciones en el aparato respiratorio como la presencia de tos, claudicaciones y anomalías en la marcha ya sea en reposo y al sacarlo del box.
Son también reconocidos como signos de rareza en el equino estabulado, las inflamaciones del aparato locomotor (tendones, huesos, articulaciones, etc.), anormalidades en materia fecal y orina, signos de dolor agudo, perturbaciones en el casco y falta de rendimiento en su actividad.
Conclusiones:
El caballo que está bien de salud lo demuestra en su temperamento, estructura general, estado y comportamiento, Evaluarlos y reconocer irregularidades depende de quien los debe controlar y cuidar, debe “estar capacitado”, trabajar en equipo para reconocer desórdenes y fundamentalmente saber “qué hacer” ante la existencia de alteraciones.