Sus aves las alimenta en forma orgánica, con una fórmula de maíz, proteína vegetal, un núcleo se vitaminas y minerales, pasto, verduras y conchuela.
El desarrollo de una nueva avicultura, responsable y consciente, con especial cuidado por el suelo y el agua, uso de energías renovables e insumos naturales, reciclaje y reutilización de residuos, es lo que mueve a Natalia Alvial (34), productora de “gallinas libres, solteras y felices” de Talagante.
Con un total de ocho entregas de 7 minutos de duración, la serie testimonial mostrará las historias de emprendedores campesinos de distintos puntos del país que, con prácticas ejemplares y nuevos estilos de vida, trabajan para reducir los impactos de la producción agrícola en el medio ambiente y mostrar el camino ante las problemáticas que hoy plantea el cambio climático.
Según Carlos Recondo, director nacional de INDAP, “la idea es que estos casos sirvan de ejemplo e inspiración para que otros pequeños productores tomen conciencia de los desafíos que enfrenta la agricultura y también se conviertan, con apoyo de los programas de nuestra institución, en agentes de cambio para el cuidado del planeta”.
La protagonista del primer capítulo, Natalia Alvial, es médico veterinario de la Universidad de Chile con un máster en gestión ganadera y especialización en avicultura ecológica y bienestar animal. Se inició en la producción avícola en 2014, mientras estudiaba, con unas pocas aves en el jardín de su casa en Santiago. En un principio producía huevos para su autoabastecimiento, pero luego empezó a venderlos entre sus compañeros de curso.
Cuando ya tuvo una treintena de gallinas y vio que el rubro era rentable, decidió trasladarse a una parcela de media hectárea en Talagante, donde creó el emprendimiento Bravial Granja Familiar y se hizo usuaria de INDAP. Partió en 2018 en el programa Yo Joven & Rural y después pasó al Servicio de Asesoría Técnica (SAT) Avícola. Con un crédito de la institución aumentó su plantel a 1.500 aves “libres, solteras y felices” –como las publicita– y reparte su producción a tiendas y particulares.
Sus aves las alimenta en forma orgánica, con una fórmula de maíz, proteína vegetal, un núcleo se vitaminas y minerales, pasto, verduras y conchuela. El guano lo composta y lo utiliza para abonar su huerta y los frutales del predio -a los cuales no aplica agroquímicos- y espera comercializarlo próximamente entre los agricultores de la zona.
Los protagonistas de los próximos capítulos de “Agente de Cambio” son Camila Rebolledo y Diego Domínguez, de Cremería Familiar Melk, quienes tienen un pequeño plantel de vacas en Pirque para producir quesos gourmet, con uso responsable del suelo y reutilización del agua, y Carolina Salazar, quien hace 15 años, luego de perderlo todo en un incendio, decidió dedicarse a la hidroponía y hoy tiene seis invernaderos con 25 mil plantas que comercializa en el Mercado Lo Valledor.
La serie continuará con los casos de Marco Aceituno y Macarena Valdés, de Granja La Pachamama de Los Molles, quienes producen forraje verde hidropónico para sus animales; Cecilia Guineo, de Ancud, guardadora de semillas y productora agroecológica; Pedro Vergara, impulsor de una planta recuperadora de aguas grises en Calama; Silvana González, productora de aceite de oliva de Taltal y emprendedora de agroturismo, y Amelia Cayul, cocinera mapuche de San Nicolás.