La crisis hídrica vino para quedarse y es importante hacer inversiones definitivas para solucionar el problema. Una herramienta que puede ayudar a paliar dicha necesidad en la pequeña agricultura,
El Gobierno Regional ejecuta un importante programa en La Araucanía, con el apoyo de INIA Carillanca, que ha permitido apoyar a pequeños agricultores con el problema del agua para producción de autoconsumo.
La crisis hídrica vino para quedarse y es importante hacer inversiones definitivas para solucionar el problema. Una herramienta que puede ayudar a paliar dicha necesidad en la pequeña agricultura, particularmente en sectores rurales, es la cosecha de aguas lluvia. Se trata de una alternativa de abastecimiento hídrico, basado en la captación, almacenamiento y aprovechamiento de las precipitaciones pluviales (agua de lluvia) para el consumo cotidiano, ya sea humano o en la agricultura y ganadería. Una tecnología que no ha sido aprovechada en todo su potencial.
La Araucanía no ha estado exenta de este problema, y en tiempos de pandemia producir alimento para el sector rural, usando esta tecnología, se ha trasformado en un soporte vital para 100 familias que forman parte de un programa ejecutado por INIA y financiado por el Gobierno Regional, denominado “Incorporación de una nueva fuente de disponibilidad hídrica en zonas de rezago de La Araucanía, a través de la implementación de Módulos Tecnológicos EPA: Energía, Producción y Agua”. La iniciativa es liderada por la investigadora Gabriela Chahín, donde más de un 90% de los usuarios beneficiados son mujeres, muchas de ellas jefas de hogar, quienes han tenido agua durante todo el año para producir hortalizas.
“La cosecha de agua lluvia para la producción agrícola, debido a la escasez de agua para riego, producida aparentemente por el cambio climático, está adquiriendo una gran importancia para la pequeña agricultura. En este sentido, la relevancia del programa financiado por el Gobierno Regional y ejecutado por INIA, hoy nos permite que 100 familias de La Araucanía cuenten con agua para sus cultivos de hortalizas, lo cual ayuda al bienestar social de las familias rurales y fomenta sistemas productivos que signifiquen incrementar los ingresos familiares mejorando la seguridad alimentaria. Necesidades vitales en el campo”, comenta Víctor Manoli, Intendente Regional.
“Es de suma importancia recordar que los módulos demostrativos de cosecha de aguas lluvia tienen como objetivo el autoconsumo de hortalizas frescas. Es una técnica que permite capturar o desviar la precipitación de agua caída a un área determinada, para ser utilizada en el riego de cultivos bajo invernaderos. Es un ahorro de agua, gratis para el agricultor y con múltiples beneficios”, explica Gabriela Chahín, encargada del programa.
El agua de lluvia contiene un nivel muy bajo de sales, además de reducir la erosión, al disminuir el flujo de agua sobre el suelo (escorrentía superficial). Respecto al “Modelo INIA de cosecha de aguas lluvias”, se basa en que el agua recogida se acumula en un estanque de 5.400 litros, a partir de las primeras precipitaciones, mes de mayo, y se comienza a utilizar en forma inmediata en la producción de hortalizas bajo invernadero, con un sistema de riego tecnificado por cintas. Las lluvias posteriores permitirán rellenar nuevamente el estanque, y con ello disponer de más agua para mantener el sistema productivo de hortalizas.
Durante el período de lluvias, comprendido entre mayo y noviembre, el productor puede llegar a acumular más de 20 mil litros de agua, lo cual es un volumen suficiente para producir hortalizas en un invernadero de 40 m2. Entonces, ¿Cuánta agua se puede cosechar de las lluvias, a través de los techos de casas y bodegas? . Por ejemplo, con una precipitación de 5 mm de agua caída, en un techo de 36 m2 se puede colectar 144 litros. Si en un período determinado caen 100 mm de precipitación, el agua colectada en el mismo techo llegaría a los 2.880 litros.
“Acá en el sector era muy difícil el tema del agua y por lo mismo no podía tener mis hortalizas. Pero con este sistema de agua me ha ido excelente, ha sido un alivio para mí al usar agua de lluvia que acumulo en mi estanque y luego puedo regar mis hortalizas con un método que va directo a la planta. He podido cultivar más hortalizas, evitar eso de andar regando con manguera con poca efectividad, además INIA me ha dado la capacitación que necesito para obtener mejores rendimientos. Creo que ha sido un gran aporte del Gobierno Regional, al permitir que tengamos esta herramienta”, explica Gabriela Henríquez, sector Radal, comuna de Curacautin.
No cabe duda entonces que la cosecha de agua tiene un gran potencial para mejorar la disponibilidad y regulación estacional del agua para uso productivo en distintos territorios de La Araucanía. El programa ejecutado por INIA se inició el 2019 y finaliza este año, lo que ha permitido llegar a las comunas de Traiguén, Galvarino, Curacautin, Victoria, Temuco y Padre Las Casas.
“El modelo INIA ha podido beneficiar a familias de nuestra región, una preocupación del Gobierno Regional, y que nos ha permitido entregar importantes herramientas a los pequeños agricultores, en sectores donde el uso y la necesidad de agua es un gran tema. En un contexto de pandemia, esta tecnología se ha transformado en un elemento vital para autoabastecerse de alimentos y además mejorar la calidad de vida de nuestra gente en el campo, particularmente mujeres, quienes destacan por su trabajo y el cuidado de la familia”, dijo finalmente Elizabeth Kehr, Directora Regional de INIA Carillanca