A un año de iniciado el programa GORE-INIA: Aumento Tecnológico de los Sistemas Productivos Ovinos de la Agricultura Familiar de la Región de La Araucanía, el equipo técnico de INIA...
A un año de iniciado el programa GORE-INIA: Aumento Tecnológico de los Sistemas Productivos Ovinos de la Agricultura Familiar de la Región de La Araucanía, el equipo técnico de INIA Carillanca ha iniciado la difusión de los resultados obtenidos a la fecha en atractivos días de campo.
Las jornadas se han desarrollado en los predios piloto de las comunas de Traiguén, Cunco y Angol, con la participación de agricultores y equipos técnicos, quienes han podido ver en terreno los alcances del programa. Lo anterior, cumpliendo los aforos y medidas sanitarias exigidas en tiempos de pandemia.
En la oportunidad, se ha discutido la necesidad de contar con un recurso alimenticio para el último tercio de gestación e inicio de lactancia, cuando los requerimientos alimenticios son máximos en la oveja. “INIA entregó la propuesta de sembrar una pradera suplementaria de ballica anual y avena, que cumple con suplir el déficit de forraje de las praderas (invierno), que coincide con esta etapa del ciclo ovino. Se entregaron las normas técnicas para el establecimiento, su utilización con cerco eléctrico así como el rendimiento obtenido a la fecha. Esta además se rezaga en primavera para la conservación de forraje. Otra actividad fue la visita a los jardines de evaluación de distintas especies forrajeras, que incluyen especies perennes, de rotación, cultivos suplementarios de invierno y de verano, cuyo fin es evaluar aquellas que se adapten mejor a las condiciones de cada territorio”, comentó Gabriela Chahín, profesional de INIA a cargo del programa en la región.
Especial importancia se le dio al manejo del pastoreo, dado que es una herramienta valiosa para el mejoramiento de los pastizales naturales, que en este programa se está complementando con una fertilización base de dicho recurso, a objeto de evaluar respuesta productiva y calidad de este forraje.
“Todo agricultor que se precie de ser ganadero ovino requiere que en su actividad, al igual que en todo sistema de producción, exista un riguroso control. La única manera que el agricultor pase de ser un mero propietario de ovejas y corderos, a un real productor ovino, es la planificación y la toma de decisiones estratégicas. Pero, ¿cómo es que un pequeño agricultor puede lograr llegar a este nivel? Parece engorroso, pero no lo es. Para empezar, solo requiere comprender que es una obligación apartar al carnero. El carnero no es el dueño del negocio, por lo que no tiene que ser él quien decide cuándo cubrir o no cubrir las ovejas que van entrando en calor. Recordar que esto es lo primero, el real productor debe tener claridad de qué es lo que quiere para su negocio y lo principal es saber cuándo quiere vender su cosecha y a qué cliente o consumidor”, explica Milton Fernández, profesional de INIA.
Insistió que un segundo paso es la identificación animal, y para lograrlo existe gran variedad de autocrotales en el mercado. Luego, considerar una libreta, un lápiz y llevar registros al día, pues de esta forma ya se puede proyectar qué alimento y volúmenes se van a necesitar para que el negocio sea exitoso. “Considerando esta premisa, es que el Programa INIA-GORE Ovinos busca llegar al último escalón de los pasos indicados, la genética. En los 5 territorios de influencia, el programa realizó inseminación artificial de 2 lotes de vientres, un grupo con genética Texel y otro con Suffolk Down, con la intención de ser comparados con los grupos testigo que son los que representan a la realidad de cada territorio”, puntualizó Fernández.