Convenio consideró el desarrollo de una experiencia piloto en las regiones de La Araucanía, Biobío y Los Ríos, orientada a fortalecer las capacidades de los equipos de extensión del Programa...
Convenio consideró el desarrollo de una experiencia piloto en las regiones de La Araucanía, Biobío y Los Ríos, orientada a fortalecer las capacidades de los equipos de extensión del Programa de Desarrollo Territorial Indígena (PDTI) con el fin de promover la innovación en los territorios con presencia de dicho programa (Mundo Agropecuario).
El trabajo colaborativo entre dos instituciones del agro, como INIA e INDAP, ha dado importantes frutos buscando contribuir a la estandarización de la transferencia tecnológica y el mejoramiento del proceso de asesoría técnica en el país. Lo importante es promover un Chile rural inclusivo, a través del desarrollo económico, social y tecnológico de cientos de familias que se van visto favorecidas con nuevos conocimientos aplicados en sus campos.
A esto apuntó durante dos años el trabajo de INIA e INDAP en el contexto de un Convenio de Colaboración y Transferencia de recursos, cuyo objetivo fue apoyar el fortalecimiento de las capacidades técnicas y la actualización de conocimientos de los técnicos y profesionales de los servicios SAT, PRODESAL y PDTI, en vista de mejorar el manejo técnico de rubros y sistemas de producción, además de promover la innovación.
Si bien el convenio abarcó varias regiones del país, incorporando en la extensión aspectos prácticos que permitieran desarrollar actividades productivas sustentables, la experiencia de La Araucanía se basó en un soporte experto que permitió la constitución de 4 grupos GTTs de extensionistas en los rubros: ovino, hortalizas, papa y frambuesa. Se realizaron diversas actividades de capacitación en cada uno de los temas priorizados por los propios extensionistas como: riego, nutrición, manejo integrado de plagas y enfermedades, principalmente. También en temas de buenas prácticas y uso de pesticidas. En total fueron capacitados 120 extensionistas (30 por cada GTT).
Otro punto valioso del convenio consideró el desarrollo de una experiencia piloto en las regiones de La Araucanía, Biobío y Los Ríos, orientada a fortalecer las capacidades de los equipos de extensión del Programa de Desarrollo Territorial Indígena (PDTI) con el fin de promover la innovación en los territorios con presencia de dicho programa. Este Plan Piloto en La Araucanía se desarrolló en las comunas de Lautaro, Perquenco y Galvarino, donde se trabajó directamente con 31 agricultores validadores de las tecnologías: establecimiento praderas, uso de cerco eléctrico, sistemas de riego localizado en hortalizas y fertirriego en frambuesa y frutilla. Además del trabajo en conjunto con más de 50 profesionales adscritos al Programa PDTI de dichas comunas.
Los resultados y el trabajo con agricultores mapuche, unido al compromiso de adquirir y aplicar nuevos conocimientos permitió incorporar tecnología para aumentar los rendimientos, calidad de producto y por ende mejorar los ingresos de las familias favorecidas.
Protagonistas
Cristina Rubilar Antilef de la Comunidad Ignacio Cayupán de Pillanlelbún, área Lautaro, tiene ¼ de hectárea donde cuenta con un invernadero donde cultiva gracias al conocimiento adquirido pepino, tomate, cilantro, lechuga y poroto verde, además de dedicarse a la producción de almácigos de hortalizas. “Antes producía solo para autoconsumo. Gracias a INIA y sus capacitaciones se abrió un mundo de posibilidades y alternativas de negocios para entregar mis productos. Comencé a usar riego por goteo que me ayuda a inyectar fertilizante además, pues antes usaba solo manguera. Tengo ingresos extras y tengo clientes que vienen a mi casa a buscar hortalizas. Es un sueño cumplido, porque donde había maleza y pastizales, hoy se alzan hermosos cultivos de hortalizas”, comenta.
Por su parte, Guillermo Savaria Beltrán de la comunidad Juan Chavarría del sector Malpichahue en Lautaro, quien trabaja 1 hectárea asegura que para él la experiencia fue muy enriquecedora. “Estuve 26 años fuera de la región en el rubro textil y por enfermedad de mi madre volví a mi zona el 2016. Decidí trabajar la tierra pero a la antigua, regando con balde mis puerros, cebollas y ají. Gracias a INIA y este convenio comencé a usar un sistema de riego automatizado, mejoré la producción de hortalizas, incorporé nuevas variedades. Fui buen alumno ya que recibí conocimiento teórico y lo apliqué. Entendí que hay distintas variedades para cada época y el beneficio de usar semilla certificada. Creo que esto fue un acierto porque INIA se acercó a trabajar directamente con los agricultores y supimos aprovechar todo lo recibido”, puntualiza.
“El éxito de este Convenio en La Araucanía se debió al trabajo coordinado entre Indap e INIA, al apoyo de los extensionistas de los distintos territorios y por sobre todo al compromiso que adquirieron los agricultores en participar activamente de las actividades formativas realizadas y ejecutar las innovaciones a los sistemas productivo que INIA le propuso a cada uno de ellos. Un trabajo profesional y comprometido del equipo INIA que apoyó este Convenio en terreno”, dijo finalmente, María Gabriela Chahín, investigadora de INIA Carillanca y coordinadora de la iniciativa.