La mimosa y la uña de gato son dos especies exóticas que están causando un gran impacto en los ecosistemas del noroeste de la península ibérica. Un estudio de la...
La mimosa y la uña de gato son dos especies exóticas que están causando un gran impacto en los ecosistemas del noroeste de la península ibérica. Un estudio de la Universidad de Vigo y el Museo de Historia Natural de Nueva York alerta de que la presencia de estas plantas invasoras contribuye a las plagas de insectos herbívoros (Agencia Sinc).
En 2018, un estudio sobre las ‘100 peores especies exóticas en Europa’ incluía a la mimosa (Acacia dealbata) y la uña de gato (Carpobrotus edulis) entre ellas. Se trata de dos plantas invasoras muy extendidas por el noroeste peninsular, que acarrean consecuencias negativas en los ecosistemas autóctonos.
Una nueva investigación de la Universidad de Vigo y el Museo de Historia Natural de Nueva York (EE UU) detalla cómo estas dos especies incrementan los insectos exóticos y los generalistas nativos, lo que podría favorecer la expansión de enfermedades mediante insectos vectores.
“Estas plantas exóticas fueron introducidas en Europa hace más de un siglo, sin embargo, este es el primer artículo que analiza las interacciones entre plantas e insectos herbívoros y los posibles enemigos invertebrados que acumulan”, dice a Sinc Jonatan Rodríguez, científico de la Universidad de Vigo, España, que lidera el estudio publicado en la revista Biological Invasions.
El trabajo lo realizaron a partir de un muestreo de campo de tres meses durante la primavera de 2015 en cinco pinares mixtos, cuatro matorrales y nueve áreas costeras. Las zonas de muestreo se clasificaron en tres niveles de invasión: bajo, medio, alto, y se inspeccionó de forma detallada la presencia de interacciones de las plantas con los insectos herbívoros mediante observaciones visuales planta por planta e identificando todas las especies encontradas.
Los resultados demuestran que los insectos exóticos están sustentados por plantas introducidas y aumentan la aparición y la variedad de estas plagas. “Muchas especies de plantas nativas pueden verse amenazadas, tanto las presentes en zonas costeras –invadidas por la uña de gato– como zonas forestales o cercanas a cultivos, invadidas por la mimosa”, advierte Rodríguez.
Aunque las capacidades invasivas de A. dealbata y C. edulis están bien documentadas, hay poca información sobre el efecto que producen en el caso de los insectos herbívoros. El estudio recoge que las plantas exóticas triplicaban la presencia de insectos herbívoros en comparación con las plantas nativas. Además, las plantas introducidas en las áreas forestales tenían aproximadamente ocho veces más fuerza de interacción de especies entre herbívoros y plantas.
Plantas huéspedes de una bacteria dañina para los cultivos
En el trabajo también han registrado al menos catorce especies de plantas que pueden ser posibles huéspedes de Xylella fastidiosa –una bacteria que amenaza a múltiples cultivos– incluyendo dentro de ellas, dos exóticas invasoras como Acacia longifolia o Conyza canadensis.
“Aunque no probamos la presencia de patógenos en las plantas, si sabemos que algunas especies encontradas como las cigarras espumadoras Philaenus spumarius o Cercopis intermedia son vectores de virus o bacterias que pueden llegar a transmitirse a otras plantas, como es el caso de esta bacteria”, advierte el investigador.
Según los autores, muchas especies nativas podrían verse amenazadas, ya que a menudo las invasoras están cerca de cultivos o huertos y favorecen la dispersión de enfermedades. “Se podrían ver afectadas muchas con gran interés económico como el olivo y la vid”, añade.
Por último, en el artículo hacen un llamamiento para que las autoridades competentes creen estrategias de manejo de los ecosistemas, que contribuyan a restaurar y proteger las áreas nativas para la conservación de la biodiversidad.