La organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en conjunto de el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Aimentos (PMA)...
La organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en conjunto de el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Aimentos (PMA) celebraron, la semana pasada, el día internacional de la mujer y pidieron medidas concretas para lograr la igualdad de género y empoderamiento del sexo femenino en todos los sectores, especialmente en el agrícola que es donde les atañe.
Los organismos que celebraron, sostuvieron que para garantizar sistemas alimentarios sostenibles se debe empoderar a las mujeres de todo el mundo y reconocer y respetar sus derechos.
La celebración de este año -con el tema «Soy de la Generación Igualdad: Por los derechos de las mujeres»- supone una oportunidad para examinar los progresos mundiales en materia de igualdad de género y empoderamiento de la mujer en los 25 años transcurridos desde la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer[1], identificar las diferencias de género que aún perduran y definir el camino a seguir.
«La FAO seguirá desempeñando su papel, en asociación con otros, en el fortalecimiento de la igualdad de género, la realización de los derechos de la mujer y la aceleración de su empoderamiento socioeconómico. Sólo entonces alcanzaremos nuestro objetivo común: erradicar el hambre, garantizar la seguridad alimentaria, eliminar todas las formas de malnutrición y hacer de este mundo un lugar mejor para todos nosotros», aseguró el Director General de la FAO, QU Dongyu.
«Cada año, el Día Internacional de la Mujer es tanto un motivo de celebración como un llamamiento a la acción», señaló a su vez Gilbert F. Houngbo, Presidente del FIDA. «Colectivamente -añadió-, podemos trabajar juntos para crear un mundo con igualdad de género. No sólo porque es lo correcto, sino también porque tiene sentido. Fomentar la igualdad de género es fundamental para lograr un crecimiento económico sólido. Puede ayudar a reducir la pobreza extrema y a disminuir el hambre crónica. Puede conducir a una paz más duradera. Y beneficiar a familias enteras y empoderar a todos aquellos que sufren discriminación».
«Sabemos que el Hambre Cero no se logrará sólo dando alimentos a la gente. Por eso nuestros programas trabajan para empoderar a las mujeres y que puedan ser autosuficientes económicamente y tomar sus propias decisiones. Al dar a mujeres y hombres la misma voz y la misma capacidad de decisión en cuestiones que afectan a sus familias y comunidades, podemos erradicar el hambre y la malnutrición», indicó el Subdirector Ejecutivo del PMA, Manoj Juneja.
Las mujeres, especialmente en las zonas rurales, tienen un papel decisivo en la lucha contra el hambre y la malnutrición y para la creación de sistemas alimentarios más productivos y sostenibles.
Cultivan alimentos, reducen las pérdidas alimentarias, hacen que las dietas sean más diversas y que los productos agrícolas se comercialicen mejor a lo largo de las cadenas de valor agroalimentarias. Sin embargo, en muchas partes del mundo, las mujeres siguen siendo objeto de una elevada discriminación social y económica.
A menudo carecen de acceso a los recursos productivos, los insumos agrícolas, información, finanzas, servicios, mercados, protección social y a los conocimientos tecnológicos y empresariales. Además, muchas mujeres rurales son las principales responsables del cuidado de sus hogares, lo que significa que se enfrentan a una pesada carga de trabajo que socava su capacidad productiva y su bienestar general.
Cuando se empodera a las mujeres rurales, los resultados son evidentes. La FAO, el FIDA y el PMA saben por experiencia que cuando se permite a las mujeres rurales tener un mejor acceso a los recursos, los servicios, las oportunidades económicas y la toma de decisiones, los resultados son patentes: las comunidades disponen de más alimentos, su estado de nutrición mejora, los ingresos rurales aumentan y los sistemas alimentarios se hacen más eficientes y sostenibles.
Por ejemplo, casi 50 000 personas (dos tercios de ellas mujeres) y, por extensión, más de 300 000 miembros de sus familias en siete países (Etiopía, Guatemala, Kirguistán, Liberia, Nepal, Níger y Rwanda) mejoraron su producción agrícola y el estado nutricional familiar, así como sus ingresos, gracias a un programa conjunto de la FAO, el FIDA, el PMA y ONU-Mujeres que comportaba el desarrollo de la capacidad, el apoyo técnico y la promoción de enfoques atentos a las cuestiones de género en las instituciones rurales y en las políticas agrícolas.
A pesar de los progresos, el cambio ha sido lento. Los tres organismos de las Naciones Unidas con sede en Roma advierten también que todavía hay lagunas en nuestro conocimiento de las diferencias entre hombres y mujeres en cuanto a sus funciones y oportunidades en la agricultura, y cómo las disparidades de género se manifiestan en diferentes contextos ecológicos, culturales y políticos.
Sin embargo, lo que es bien sabido es que las mujeres rurales son excesivamente vulnerables a la inseguridad alimentaria, así como a las crisis económicas y ambientales. Además, en muchas partes del mundo persisten normas y estereotipos sociales perjudiciales sobre lo que la mujer puede o debe hacer, pero es difícil abordarlos mediante intervenciones convencionales. Los tabúes alimentarios que son perjudiciales para la salud y la nutrición de la mujer siguen prevaleciendo en muchos países. En algunas zonas de África o Asia, por ejemplo, las mujeres embarazadas y lactantes no pueden consumir ciertos alimentos nutritivos, como el pescado.
En general, a pesar de algunos progresos, el cambio ha sido lento para la mayoría de las mujeres y niñas del mundo. Ningún país puede afirmar que ha logrado la igualdad de género.
Los eventos del Día internacional de este año son oportunidades para movilizar la acción mundial para lograr la igualdad de género y los derechos humanos de todas las mujeres y niñas.
El acto organizado por la FAO reúne hoy a representantes de los Estados miembros de los organismos de las Naciones Unidas, expertos en cuestiones de género, representantes de la sociedad civil y otros actores para debatir cómo podemos cerrar las brechas de género existentes en la agricultura y los medios de vida rurales. El evento muestra también buenas prácticas en el diseño de políticas y programas nacionales para promover la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer rural.
Igualdad de género en la alimentación y la agricultura: hechos y cifras
• El sector agrícola tiene un bajo rendimiento en muchos países en desarrollo, y una de las razones es que las mujeres no tienen el mismo acceso que los hombres a los insumos, recursos, servicios y oportunidades que necesitan para ser más productivas.
• Las mujeres representan casi el 50 por ciento de la mano de obra en la agricultura en los países de bajos ingresos.
• Las mujeres son menos del 15% de todos los propietarios de tierras, allí donde se dispone de datos.
• En comparación con los agricultores varones, las mujeres suelen administrar parcelas más pequeñas y tienen menos acceso a la información agrícola, los servicios financieros y otros recursos clave.
• Más de 820 millones de personas no tienen alimentos suficientes para comer, y en todos los continentes las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de verse afectadas por una inseguridad alimentaria moderada o grave.
• Las mujeres de las zonas rurales se enfrentan a mayores riesgos y dificultades debido a los efectos del cambio climático.
Nota publicada originalmente en FAO.