El investigador de INIA explicó que el sistema “permite tener una visión amplia de la producción, y sus principales ventajas frente al desafío de generar frutos saludables en un entorno de cambio climático cada vez más inestable”.
Trabajos desarrollados sobre sustratos en reemplazo del suelo, durante tres años en la Región del Maule, permitieron a Cristián Balbontín adelantar inicio de producción a inicios de invierno, con considerable disminución de agua y fertilizantes, lo que llamó la atención de los organizadores del encuentro internacional.
Invitado a relatar la experiencia obtenida en la producción de frutillas utilizando sustratos en reemplazo del suelo y al interior de macrotúneles, estuvo en la jornada de clausura del “Simposio Internacional Cultivos en Sustrato e Hidroponía”, el investigador de INIA Quilamapu Cristián Balbontín.
Ante un público virtual de varios países de Sudamérica y Europa, el ingeniero agrónomo, experto en fitotecnia de frutales menores, resaltó en su ponencia las ventajas del sistema productivo en macrotúneles, que por tres años implementó en distintos sectores de la región del Maule.
Durante su presentación, el especialista indicó que el sistema permite reducir en un 70% el uso de agua para producir un kilogramo de esta fruta, comparado con el sistema convencional de producción al aire libre, además de manejar de manera más efectiva las plagas y enfermedades, reducir el uso de nutrientes y facilitar las labores operativas del cultivo al estar todo el sistema montado sobre plataformas a la altura del productor, mejorando sus condiciones de trabajo.
En cuanto a la calidad de la fruta obtenida, Balbontín destacó que esta no se ve afectada, sino que se mantiene en altos niveles y con muy buenos rendimientos dependiendo del sustrato utilizado. En este aspecto indicó que durante tres años experimentó la producción de seis variedades de frutillas y tres tipos distintos de sustrato reemplazantes del suelo tradicional, insertos en un macrotúnel que generaba las condiciones moduladas de temperatura y humedad. Los sustratos, provistos de riego tecnificado, estaban compuestos de fibra de coco, mezclas de fibra de coco y turba, y mezcla de cascarilla de arroz y turba, todos los cuales alcanzaron muy buena productividad, anticipando la cosecha en uno o dos meses con respecto al sistema convencional.
El investigador de INIA explicó que el sistema “permite tener una visión amplia de la producción, y sus principales ventajas frente al desafío de generar frutos saludables en un entorno de cambio climático cada vez más inestable”.
En cuanto a las ventajas de los sistemas hidropónicos o sin suelo, Cristián Balbontín señaló que son muy adecuados para la producción de frutos de temporada como frutillas o tomates, ya que “brindan la posibilidad de controlar el aporte de nutrientes en los estados adecuados de la planta, y disminuir la presencia de plagas y enfermedades que son muy comunes en los sistemas sobre suelo”. Aclaró que su uso en frutales mayores puede ser “un desafío interesante de abordar” debido, precisamente, al tamaño de las especies, pero que con el tiempo también deberán implementar sistemas de protección climática.
El Simposio Internacional Cultivos en Sustrato e Hidroponía, formó parte del 41 Congreso Argentino de Horticultura que contó con la organización del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, INTA, la Universidad Nacional de Buenos Aires, la Universidad Católica de Córdoba, entre otras.
Su realización respondió al incremento en la demanda por información y al crecimiento que ha tenido la temática en el mundo en los últimos años, considerando las ventajas de la hidroponía toda vez que logra mayor producción por unidad de superficie, mayor eficiencia en el aprovechamiento de los recursos naturales, reducción en el uso de agroquímicos, entre otras ventajas, que posibilitan la producción en zonas no aptas para cultivos agrícolas.