Iniciativa del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) está aplicándose en distintas regiones del país, donde resaltan las acciones en Magallanes (La Prensa Austral). Los pastizales naturales en la Patagonia sustentan...
Iniciativa del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) está aplicándose en distintas regiones del país, donde resaltan las acciones en Magallanes (La Prensa Austral).
Los pastizales naturales en la Patagonia sustentan un legado biológico único y, desde el punto de vista de la ganadería, tienen una prolongada historia que comienza alrededor de 1876, con el establecimiento de las grandes estancias en manos privadas, que han desarrollado la ganadería ovina, la principal actividad agropecuaria en la Patagonia, destinada a la producción de lana y carne.
Los pastizales como ecosistema, al igual que otros en el mundo, se enfrentan al cambio climático, el que puede traer a corto plazo: la introducción de especies invasoras, sustitución de especies, pérdida de biodiversidad y desertificación. La mayor parte de los pastizales naturales en la Región de Magallanes se asientan en suelos de origen fluvio glaciar (Pleistoceno) con un horizonte superficial delgado que no llega más allá de los 5 centímetros de profundidad, susceptible a la degradación.
En el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (Inia) hay especial preocupación por el monitoreo a largo plazo de pastizales naturales y praderas, entendido como una importante herramienta para detectar cambios.
Algunas de las interrogantes son: ¿Cuánto ha cambiado el pastizal durante los últimos 10 años? ¿Cómo afecta el manejo actual a las especies palatables o forrajeras? ¿Está perdiendo diversidad de especies nativas? ¿El suelo está estabilizado o se está erosionando?
Estas preguntas sólo pueden encontrar respuestas con estudios a largo plazo, que son la base para demostrar los efectos de la implementación de un plan de manejo de pastoreo en un contexto de cambio climático. El Monitoreo Ambiental de Regiones Aridas y Semiáridas conocido como
Maras es una herramienta eficiente y precisa, para detectar los cambios a largo plazo en los pastizales naturales.
Actualmente, Inia Kampenaike cuenta con 23 Monitores Maras instalados, formando una red que cubre los ecosistemas áridos y semiáridos de uso ganadero en Chile, distribuidos en 16 en la Región de Magallanes, 4 en la Región de Aysén y 3 en la Región de Arica y Parinacota. El propósito de esta red es contar con un sistema de alerta temprana, que permita hacer correcciones, cuando el manejo del campo no está marchando en la dirección correcta.
En este contexto, resalta el aporte del Centro Regional Inia Kampenaike, que se encuentra celebrando su 50º aniversario en la Región de Magallanes, siempre vinculado a la ganadería, la agricultura y los recursos naturales.
Los monitores Maras
Según explica Erwin Domínguez, magister en Botánica e investigador de Inia Kampenaike, los Monitoreos Maras consisten en sitios de observación permanente en el terreno, en los cuales se evalúa con métodos repetibles y estandarizados, el estado de la vegetación y el suelo. Los monitores forman una red con una densidad adecuada para ver efectos a escala regional, pero pueden ser utilizados también para evaluar una estancia en particular, si se incrementa el número de observaciones.
En este proyecto participan Gabriel Oliva, investigador del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) de Argentina, encargado de los monitoreos Maras en el país vecino; Angel Suáez, profesional de apoyo de Inia; Johan Báez, estudiante de magister de la Universidad de Chile; y Andrés Huanca, profesional de Conaf en Putre, Región de Arica y Parinacota.
Esta iniciativa cuenta con el financiamiento del Ministerio de Agricultura a través del Programa “Sistemas de Praderas Estepáricas de Zonas Frías de Chile en la Región de Magallanes”.
La metodología de instalación, lectura y procesamiento de la información generada considera la instalación de un monitor. Además, se debe realizar una reunión técnica con el propietario, para explicar cuáles son los resultados esperados y parámetros que serán evaluados. Es muy importante esta etapa, porque debe ser definido en conjunto con el propietario, el sitio adecuado para instalar el monitor. Una vez elegido el sitio, se realiza una entrevista al administrador o propietario de la estancia.
Ubicación e instalación
El Monitor Maras debe ser ubicado en un lugar que refleje la situación “normal” de una formación vegetal, con una presión de pastoreo promedio, no muy cerca de caminos y de los cercos. Para instalar un monitor se requiere de al menos dos personas.
Estos deben instalar 10 postes metálicos, formando un rombo, que representa a una parcela fotográfica y tres transectas de 50 metros. Para iniciar la instalación del monitor, se clavan dos postes a una distancia de 75 metros. Posteriormente, los otros postes se disponen siguiendo el diagrama estandarizado por Inta.
Análisis y monitoreo
Los análisis de los datos registrados, en el formulario de terreno, obtenido de cada Mara, ayudan a monitorear los cambios en la diversidad o en la cobertura, también a registrar plantas invasoras (malezas) y detectar aperturas en la cobertura vegetal casi continua que tienen las estepas patagónicas en el lado chileno.
Toda la información es almacenada en una base de datos administrada por Inta, la que es utilizada para elaborar mapas regionales de variables como cobertura vegetal, diversidad o carbono orgánico de los suelos.
El poder compartir la información que se recolecta de los 430 Monitores Maras ubicados en 11 zonas agroecológicas de la Patagonia, servirá para la toma de decisiones y planificación del manejo sustentable de las estancias.
Esta información no sólo es importante para investigadores que están alerta sobre el impacto de la desertificación y del cambio climático, sino que es de gran utilidad para los más de 700 productores de ovinos que se encuentran distribuidos en toda la Patagonia.