Balance social se realizó en el INIA Quilamapu, en Chillán, basado en el trabajo desarrollado durante los años 2016 y 2017 por los investigadores vinculados al Centro Tecnológico de Control...
Balance social se realizó en el INIA Quilamapu, en Chillán, basado en el trabajo desarrollado durante los años 2016 y 2017 por los investigadores vinculados al Centro Tecnológico de Control Biológico de esa dependencia (Mundo Agropecuario).
Una herramienta metodológica que permite evaluar el impacto que su existencia y actividad generan en la sociedad, acaba de publicar INIA Quilamapu, quien centralizó su análisis en el trabajo de investigación realizado por el Centro Tecnológico de Control Biológico (CTCB) de esa dependencia en Chillán.
Conocido como Balance Social, el documento desarrollado contiene aspectos relevantes de la existencia del CTCB, entre los que se encuentran su objetivo, actividades, capital humano, infraestructura, contribución a la sociedad, beneficios generados con los recursos que se invierten y sus impactos económicos y socioambientales.
Según indicó el editor general de esta iniciativa, Jorge González Urbina, “esta herramienta metodológica es de muy poca aplicación en el ámbito de la investigación y desarrollo en Chile, a diferencia de lo que sucede en Brasil, Colombia y en Europa, donde se ha innovado en su forma de evaluación interna y externa”.
González, investigador e ingeniero agrónomo de INIA Quilamapu, agregó que el balance social posee gran importancia estratégica ya que permite mostrar “la contribución a la sociedad, al desarrollo de una agricultura más sustentable y al progreso de las personas, es decir, la justificación de su existencia y su función”.
Respecto del contenido, Jorge González quien es máster en economía agraria y MBA en marketing, indicó que el Balance Social se estructuró en 36 páginas que contienen información generada por los investigadores del control biológico durante los años 2016 y 2017. Destacó que se obtuvieron resultados relevantes en los agregados contables, renta social, capital humano, infraestructura, impacto económico, impacto ambiental y social de tecnologías, entre otros.
“Para el período estudiado –resaltó González- las cifras de impacto o renta social fueron de 10 mil 726 millones de pesos, generados por tecnologías de hongos entomopatógenos en berries, vinculación con 56 alianzas estratégicas, 135 acciones sociales relevantes, y un retorno a la sociedad de 2,63 pesos, por cada peso invertido en personal, y una rentabilidad de 150% sobre el total de ingresos del CTCB”.
Al respecto, el Director Regional de INIA Quilamapu, Rodrigo Avilés, destacó el resultado alcanzado y valoró la contribución del Centro Tecnológico de Control Biológico que “ha desarrollado soluciones tecnológicas para nuestra agricultura, como los enemigos naturales para el control de plagas y enfermedades”. Sostuvo también que “el CTCB es una unidad de trabajo relevante de INIA que ha realizado una importante contribución al desarrollo de proyectos, productos tecnológicos, capacitaciones, redes de colaboración, trabajos científicos y divulgativos, como resultado de la inversión pública y privada en investigación y desarrollo”.
La realización de esta experiencia piloto surgió producto de acciones colaborativas con Programa Cooperativo para el desarrollo tecnológico agroalimentario y agroindustrial del cono sur (Procisur).
Balance Social disponible en: