Estas actividades han permitido renovar la mirada sobre el potencial de la actividad caprina, abriéndola a nuevos horizontes y con un principal impacto en la reafirmación de la identidad local...
Estas actividades han permitido renovar la mirada sobre el potencial de la actividad caprina, abriéndola a nuevos horizontes y con un principal impacto en la reafirmación de la identidad local (Mundo Agropecuario).
Dos iniciativas que buscaban desarrollar una estrategia de restauración de la flora melífera del bosque nativo de la región del Maule y una estrategia de rescate y protección del queso compuesto de Combarbalá en la región de Coquimbo, presentaron sus resultados, en dos actividades desarrolladas por la agrupación Slow Food Chile.
En la denominada Ruta del Queso Compuesto de Combarbalá desarrollado hace unos días en la región de Coquimbo, se dieron a conocer los avances de este trabajo que buscó identificar estrategias económicas que posibiliten agregar valor y diversificar las fuentes de ingresos de las familias rurales de las regiones de Atacama y Coquimbo, relacionadas con la crianza de ganado caprino.
Es así como Slow Food Chile en alianza con la organización Feria Solidaria de Economía Local, se plantearon el rescate de recetas tradicionales de elaboración del queso de cabra y su valorización a través de la implementación de circuitos de turismo culinario.
Para esto se realizó un trabajo documental basado en visitas a terreno, conversatorios abiertos y recopilación de antecedentes secundarios, orientado a la fundamentación de una denominación de origen para el Queso Compuesto de Combarbalá, la cual se está trabajando para su presentación ante INAPI.
Paralelamente, se abordó el diseño de circuitos de visita en las localidades de El Soruco y Quilitapia, que permitieran conocer el oficio de criancero y las prácticas tradicionales de elaboración de quesos de cabra. Del mismo modo, se implementaron mejoras orientadas a la obtención de resolución sanitaria en una de las queserías y se diseñaron participativamente modelos de plantas queseras, a modo de referentes para orientar la inversión.
Tanto los circuitos turísticos diseñados en el marco de la Ruta del Queso Compuesto de Combarbalá como los resultados relativos al rescate de este particular alimento fueron presentados en el Encuentro Mundial de Comunidades del Alimento “Terra Madre”, organizado a fines de septiembre de este año en Turín, Italia, por el movimiento Slow Food Internacional.
Según la coordinadora local del proyecto, Danitza Bugueño, “estas actividades han permitido renovar la mirada sobre el potencial de la actividad caprina en la comuna, abriéndola a nuevos horizontes y con un principal impacto en la reafirmación de la identidad local”.
En tanto, para el ejecutivo de FIA a cargo de la supervisión del proyecto, Fernando Arancibia Martínez, la ejecución de ambas iniciativas, tuvieron componentes muy valiosos, “sobre todo en relación a la participación de los beneficiarios de la comunidades rurales, muy aisladas y dependientes de estos recursos patrimoniales, que le otorgan a estos proyectos un altísimo carácter de innovación social, especialmente porque en ambas localidades han quedado conformadas organizaciones a cargo de la continuidad de la experiencia”.
Restaurando la flora melífera del Maule
Por otra parte, en un día de campo desarrollando en Coronel en la región del Maule, se dieron a conocer los alcances del proyecto de restauración de flora melífera del Maule.
Reproducir plantas de bosque nativo a partir de semillas recolectadas localmente con miras a su utilización en programas de restauración del bosque nativo maulino, fue el objetivo de esta iniciativa y que involucró campañas de recolección de semillas de diversos arbustos y árboles del bosque nativo mediterráneo. Particularmente de especies vulnerables como el mardón o corontillo, que permitía a las apicultoras la obtención de una miel de primera calidad y que están en proceso de ser reconocidas como baluarte por el movimiento internacional Slow Food.
A través del proyecto fue construido un vivero e invernadero y se realizaron diversas capacitaciones, con el apoyo de INIA Cauquenes, orientadas a diseñar estrategias de restauración del bosque nativo. El Centro Agroecológico de Longaví, socio local del proyecto, estuvo a cargo de la coordinación de estas actividades en terreno, articulando la contribución de distintos grupos de voluntarios que acudieron a Coronel de Maule a reforestar predios de apicultoras con plantas de bosque nativo.
Cabe destacar que en el verano del 2017 un total aproximado de 600.000 hectáreas fueron afectadas por incendios forestales. En la localidad de Coronel de Maule, las familias campesinas perdieron diversos bosquetes de especies nativas utilizados para la producción apícola e incluso vieron afectadas las propias viñas.
En este contexto, el proyecto de viverización y restauración de bosque buscó desarrollar capacidades para la implementación de estrategias asociativas desde las organizaciones locales.
Según explicó el asesor local del proyecto del Centro Agroecológico Longaví, Eduardo Meza, “la restauración del bosque nativo maulino y, particularmente, de los mardonales de las mujeres apicultoras buscaba recuperar la biodiversidad local y lograr una fuente de ingresos de las familias. Esto es crítico, además, para proteger las fuentes de agua en el contexto del cambio climático”.
Al concluir el proyecto se espera conformar una cooperativa de servicios que permita reproducir la estrategia de viverización y restauración de bosque nativo, a partir tanto de la demanda de propietarios privados como de programas públicos existentes, orientados a la protección de suelos y conservación del medio ambiente.