El estudio está a cargo de académicos de la Facultad de Ciencias de la UCSC y analizará por tres años esta problemática que cada año surge con mayor fuerza debido...
El estudio está a cargo de académicos de la Facultad de Ciencias de la UCSC y analizará por tres años esta problemática que cada año surge con mayor fuerza debido a los incendios forestales (Mundo Agropecuario).
Con el objetivo de estudiar el impacto en los suelos causados por los devastadores incendios forestales que han marcado la contingencia en los últimos años en la Región del Biobío, los doctores Gustavo Saiz y Sergio Contreras de la Facultad de Ciencias de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC) obtuvieron el financiamiento de Fondecyt para realizar esta investigación. Cabe destacar que la postulación obtuvo la máxima puntuación en la sección de Agronomía quedando clasificada en primer lugar a nivel nacional lo que supone un hito para la UCSC.
En concreto, la investigación abordará el estudio del carbono pirogénico, que es el resultado de la combustión incompleta que se produce durante la quema de vegetación y que comúnmente se conoce como cenizas o carbón vegetal. Alrededor del 50% de la masa de una planta es carbono, cuando se quema no se transforma en dióxido de carbono en su totalidad, sino que una proporción variable se transforma en este carbono pirogénico.
“Además de potenciales pérdidas humanas y materiales, un incendio forestal genera un gran impacto ambiental que, si no es bien gestionado, provoca una fuerte degradación del ecosistema que incluye, entre otros, la pérdida de nutrientes, erosión, impactos sobre la fauna y la calidad del agua. Sin embargo, después de un incendio existen también algunas oportunidades que si son bien gestionadas pueden repercutir positivamente en la recuperación del ecosistema”, agrega el académico.
En este contexto el carbono pirogénico tiene tres importantes funciones beneficiosas para los suelos y el ecosistema: Es una fuente potencial de fertilidad para los suelos, a modo de abono; además facilita la interacción de intercambio de nutrientes y actividades de microorganismos al establecer micrositios que incrementan la porosidad del suelo, funcionando como una esponja; y por último, actúa en el secuestro o almacenamiento del carbono atmosférico a un plazo más largo que el carbono no pirogénico debido a sus peculiares características químicas. “Por tanto, los suelos post-incendio pueden conservar sus propiedades en la medida que no se pierdan, y además, tienen la capacidad de almacenar un carbono considerablemente más resistente a la descomposición por lo que pueden mitigar significativamente la cifra total de emisiones a la atmósfera causada por los incendios”, sostiene el doctor Saiz.
“Realizaremos un análisis espacial con la ayuda de imágenes de satélite tomadas en las últimas décadas con el fin de determinar con precisión aquellos lugares que no han sido afectados por el fuego y aquellos dónde sí han ocurrido incendios. En estos últimos se determinará además la intensidad de los fuegos. Tomaremos una escala temporal de incendios ocurridos en el año en curso, luego aquellos acontecidos en 2017-2016 y por último a principios del 2000. Con esta información tomaremos muestras de suelo en lugares específicos y las analizaremos con la innovadora técnica de hidropirolisis. La idea es ver cómo ha evolucionado la cantidad y calidad del carbono pirogénico. Este proyecto ayudará a sacar adelante esta información, que hasta el momento se desconoce”, finaliza el académico.
El carbono pirogénico a nivel nacional aún no se ha cuantificado. De ahí la importancia de un estudio como éste, que además debido al actual escenario forestal en Chile, será un aporte para el sector público. Cabe señalar que los investigadores y el estudio se vincularon con la Corporación Nacional Forestal (CONAF) la cual apoyó el estudio formalmente.