Entomólogo Luis Devotto conforma delegación de especialistas nacionales que asisten a instancia de intercambio de experiencias entre el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) y el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad...
Entomólogo Luis Devotto conforma delegación de especialistas nacionales que asisten a instancia de intercambio de experiencias entre el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) y el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) de México (Mundo Agropecuario).
En el marco de un acuerdo de cooperación técnica entre el Servicio Agrícola Ganadero y su equivalente mexicano (Senasica), destinado a intercambiar experiencias en plagas de interés común en ambos países, el entomólogo de INIA Quilamapu Luis Devotto se sumó a una delegación del SAG con la finalidad de visitar huertos de frambuesa, mora y arándano en los estados de Colima y Jalisco en México.
La visita incluyó un recorrido por el “Centro Nacional de Referencia de Control Biológico” de Colima, donde se interiorizó de las experiencias y avances en el uso de insectos parasitoides y de hongos entomopatógenos, para el control biológico de la mosca de alas manchadas o Drosophila suzukii.
Al respecto, Devotto, ingeniero agrónomo y Doctor en Ciencias Agrarias, indicó que “existe inquietud entre los productores chilenos de berries por el potencial impacto que esta plaga podría tener en Chile y de lo que se puede hacer para aminorar las pérdidas”.
El investigador indicó que esta mosca es originaria del Lejano Oriente y se ha movilizado por todos los países productores de berries, hasta su arribo a Chile en mayo de 2017. Añadió que, en menos de dos años, esta plaga se ha expandido 900 kilómetros por la superficie nacional, desde San Vicente de Tagua Tagua (Región de O’Higgins) por el norte, hasta la isla de Chiloé por el sur.
Luis Devotto, quien forma parte del Centro Tecnológico de Control Biológico de INIA Quilamapu, agregó que la información recogida le ha permitido advertir el daño generado por la mosca Drosophila suzukii. “En Jalisco ha causado entre un 25 y un 60% de pérdidas de fruta y ha aumentado el costo del programa fitosanitario en un 40%”. “La buena noticia –prosiguió- es que huertos que han combinado estrictas prácticas culturales, repelentes naturales y liberaciones cada 15 días de un parasitoide de pupas, han logrado bajar las pérdidas a un 3%, logrando una estabilización del problema y permitiendo que los productores se mantengan en el negocio”.