Bruno Defilippi, junto a un grupo de investigadores de INIA analizan el comportamiento de este berrie en las regiones del centro sur del país, donde una de las principales limitantes...
Bruno Defilippi, junto a un grupo de investigadores de INIA analizan el comportamiento de este berrie en las regiones del centro sur del país, donde una de las principales limitantes para obtener un producto de calidad son los eventos climáticos, como granizos o lluvias en periodos críticos (Mundo Agropecuario).
En el marco del Seminario Internacional de Blueberries 2019, el especialista de INIA La Platina, Bruno Defilippi, presentó los avances de un estudio que busca la obtención de fruta de calidad en mercados de destino, a través del uso de tecnologías para proteger cultivos ante variables climáticas.
La industria de los alimentos a nivel mundial está en constante expansión y Chile tiene la oportunidad de responder a esta demanda con productos sanos e inocuos. Ese es el caso del arándano, una fruta con múltiples beneficios para la salud de las personas, que a nivel nacional alcanza una superficie aproximada de 16 mil hectáreas y más de 100 mil toneladas exportadas principalmente a Norteamérica.
Así lo explicó el investigador de INIA La Platina, Bruno Defilippi, quien junto a un grupo de investigadores de INIA analizan el comportamiento de este berrie en las regiones del centro sur del país, donde una de las principales limitantes para obtener un producto de calidad son los eventos climáticos, como granizos o lluvias en periodos críticos.
En ese sentido, el Dr. Defilippi señaló que si bien la empresaria privada ya introdujo la protección de cultivos con cobertura, el objetivo es demostrar el efecto real de esta tecnología en el manejo de postcosecha y calidad de los arándanos, para que sea una tecnología aplicable a un mayor número de productores, considerando las variaciones de zona agroclimática y variedades. “Nosotros no sólo estamos analizando el efecto de la protección de cultivos ante eventos climáticos perjudiciales, sino que definiendo las prácticas de manejo de pre y postcosecha bajo un sistema de cobertura para que esa fruta llegue en perfectas condiciones a un mercado de destino en 30, 40 ó 50 días después de cosechada. Y para esto trabajamos en conjunto con profesionales de las distintas unidades de INIA, y otros asociados a la Universidad de Concepción”.
En cuanto a la metodología, Defilippi dijo que una de las primeras etapas del estudio –que tendrá una duración de cinco años- fue la evaluación de distintos tipos de materiales usados en las coberturas instaladas en diferentes zonas geográficas, como polietileno, rafia o mallas, determinando que todos eran desiguales en modificar las variables que afectan el crecimiento y desarrollo del cultivo. “Entonces, no es llegar y comprar un polietileno. Necesitas uno con características indicadas que sirva no sólo para proteger, porque quizás estás ablandando la fruta”, destacó.
En esa línea, también se consideró el recambio varietal que ha ocurrido en Chile como consecuencia del dinamismo que vive el negocio de los arándanos en el mundo. Actualmente, los consumidores están en mercados distantes como Estados Unidos, Europa y Asia, y ellos están exigiendo variedades firmes, es decir, no sirve un arándano que llegue blando, y ojalá que tenga sabor. “El pool de variedades que teníamos en el país servía para llegar a mercados más cercanos, pero cuando comienza la necesidad de ampliar los mercados, cada vez más distantes, tienes que renovar ese pool varietal, porque la solución no va a estar sólo por el cambio del manejo cultural o productivo. Entonces, hay una renovación inmensa”, indicó.
Los datos entregados por Bruno Defilippi corresponden a los primeros resultados de un proyecto que INIA está desarrollando junto al Comité de Arándanos de la Asociación de Exportadores de Frutas de Chile A.G. (Asoex), la empresa privada y la Universidad de Concepción, para evaluar el uso de coberturas en variedades nuevas de arándanos.
Junto con el Dr. Defilippi otros investigadores nacionales y extranjeros se dieron cita en el XIV Seminario Internacional de Blueberries 2019, con el objetivo de abordar nuevas tendencias, manejo y oportunidades que ofrece el mercado de los arándanos. La cita organizada por Blueberries Consulting con el patrocinio de INIA y ProChile, se realizó en el Centro de Conferencias Hotel Monticello y espera replicarse en Perú, México y España próximamente.
Seminario de arándanos
En el seminario hubo tres expositores internacionales, ocho nacionales (tres de ellos son especialistas de INIA), y más de 23 empresas auspiciadoras internacionales y nacionales. La actividad comenzó con un completo análisis de la temporada 2018-2019, a cargo del Director Ejecutivo del Comité de Arándanos de Chile, Andrés Armstrong. Posteriormente, los otros dos especialistas de INIA abordaron las enfermedades de madera y herramientas nutricionales para obtener fruta de calidad.
El especialista en fertilidad de suelos y nutrición vegetal de INIA Quilamapu, Juan Hirzel, presentó los avances en manejo nutricional del cultivo de arándano en Chile, enfatizando la necesidad de mejorar la calidad y condición de fruta, “y el uso de herramientas de complemento nutricional que contribuyan al logro de estos objetivos”. Explicó que la mayor parte de la información presentada, ha sido generada por investigaciones propias a lo largo de casi 20 años de trabajo en INIA. “A mi juicio la actividad fue todo un éxito, con mucho interés de los asistentes, complementando mi charla con la presentación del Libro “Diagnóstico Nutricional y Principios de Fertilización en Frutales y Vides” del cual se vendieron 25 ejemplares en el stand de publicaciones de INIA”.
En tanto, durante la charla “Enfermedades de la madera del arándano”, el fitopatólogo y también investigador de INIA Quilamapu, Andrés France, se refirió a los problemas comunes, emergentes y en especial a los potenciales. “El principal problema de manejo de estas enfermedades es la prevención. La mayoría de los patógenos entran por las heridas en la madera, como la poda. Ahí está la clave” recalcó. También destacó la importancia de proteger esas heridas -además de retirar las ramas y las plantas enfermas- porque son fuentes de inóculo y “lo normal es que las dejen abandonadas, con lo que generan más enfermedades”.