Aunque no está muy claro, algunas investigaciones sostienen que estos residuos provienen en su mayoría del lavado de prendas de vestir. Pequeñas fibras de telas como poliéster, acrílico o nylon...
Aunque no está muy claro, algunas investigaciones sostienen que estos residuos provienen en su mayoría del lavado de prendas de vestir. Pequeñas fibras de telas como poliéster, acrílico o nylon se desprenden de la ropa para llegar hasta las plantas de tratamiento de aguas (Mundo Agropecuario-INIA).
Una práctica habitual en Chile y el mundo es aplicar los lodos generados en plantas de tratamiento de aguas servidas a los terrenos agrícolas, porque son ricos en nutrientes para las plantas y contribuyen a mejorar distintas propiedades del suelo. Por esta razón, se considera ambientalmente amigable realizar este tipo de aplicaciones, reutilizando el residuo, en lugar de ubicarlo en instalaciones especiales (rellenos sanitarios), donde estos nutrientes no serían aprovechados como fertilizantes.
Sin embargo, la ciencia no se había preguntado qué pasa con los plásticos de menor tamaño atrapados en los lodos cuando éstos son aplicados en predios agrícolas. Esa es la problemática que un grupo de investigadores del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) y la Universidad de Wageningen (Holanda) evaluó durante el año 2018 y cuyas conclusiones fueron publicadas recientemente a nivel internacional, debido al interés que generaron. Así lo dio a conocer el autor principal del estudio, el especialista en suelos de INIA La Platina, Fabio Corradini, en el marco de una charla que dictó en la región Metropolitana.
Durante su presentación, el investigador explicó que las aguas residuales son aquellas que han sido utilizadas por algún proceso y que ya no tienen utilidad para el mismo. Dentro de ellas, las aguas servidas domésticas son reconocidas como una de las fuentes probables de contaminación, ya que contienen plásticos de pequeño tamaño, conocidos como microplásticos. Aunque no está muy claro, algunas investigaciones sostienen que estos microplásticos provienen en su mayoría del lavado de prendas de vestir. Pequeñas fibras de telas como poliéster, acrílico o nylon se desprenden de la ropa para llegar hasta las plantas de tratamiento de aguas.
En esa línea el experto indicó que los resultados del estudio mostraron que “el número de microplásticos que es posible encontrar en el suelo aumenta donde los lodos se han aplicado con mayor frecuencia. Es decir, la aplicación de lodos en suelos agrícolas sería uno de los agentes causales de la contaminación de suelos con microplásticos”.
Otro de los puntos abordados por el investigador es que, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD), desde el año 2012 Chile tiene una red de plantas de tratamiento de aguas que pueden tratar casi la totalidad de las aguas residuales. Con esta estadística nuestro país se sitúa primero dentro de los 34 países de la OECD, y luego le siguen Holanda y Suiza.
“Esta es una buena noticia para el medio ambiente local, porque estudios internacionales han demostrado que casi el 99% de los residuos plásticos son retenidos en las plantas de tratamiento. En ellas, los microplásticos se concentran junto a otras partículas sólidas en un residuo conocido como lodo”, dijo.
Frente a ese tema el investigador de INIA Fabio Corradini se mostró optimista y destacó que “Chile representa un buen caso de estudio a nivel mundial, porque hemos sido muy ordenados. El Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) lleva un registro de todas las aplicaciones de lodos que se han realizado desde la entrada en vigencia del decreto que las regula. Esto facilita la investigación y permite que problemáticas globales, como lo es la contaminación por microplásticos, puedan ser abordadas con rapidez por nuestra institucionalidad”.
De igual modo, Corradini agregó que por ser un estudio pionero a nivel mundial aún quedan muchas interrogantes por responder, como por ejemplo, si sería más prudente confinar los lodos en rellenos sanitarios o incorporar algún proceso de estabilización adicional que permita disminuir los plásticos presentes en los lodos y seguir aprovechándolos como fuente de nutrientes.