Gremios agrícolas advierten sobre la necesidad de generar políticas de incentivo que fortalezcan el agro para evitar profundizar el declive.
La región de La Araucanía, conocida históricamente como el «granero de Chile» por su alta producción de trigo, ha experimentado una alarmante disminución en la superficie cultivada de este cereal, perdiendo un 43% de las hectáreas destinadas a su cultivo en los últimos diez años. De acuerdo a datos de Agrosat y Cotrisa, más de 46.000 hectáreas han sido abandonadas desde 2014, impactando en la economía agrícola local.
En la temporada 2024-2025, se registró una nueva disminución de 3.748 hectáreas, con solo 60.177 hectáreas sembradas, lo que refleja una tendencia a la baja en la producción de trigo. Esta caída ha sido impulsada por diversos factores, entre los cuales se destacan los incendios forestales, que destruyeron grandes áreas de cultivo, la baja de los precios internacionales del trigo y el aumento de los costos de producción. La situación se ve aún más complicada debido a la falta de rentabilidad para los productores, quienes se han visto forzados a migrar hacia cultivos más rentables, como la soja y el maíz.
Crisis
Sebastián Naveillán, presidente del gremio de Agricultores de Malleco, enfatizó que La Araucanía es responsable de aproximadamente el 42% de la producción nacional de trigo, lo que resalta la magnitud de la crisis, no solo para los productores locales, sino también para la seguridad alimentaria del país. La caída de la producción de trigo está afectando tanto a la industria agrícola como a otros sectores relacionados, como la panadería y la molinería, que dependen de este cereal para su funcionamiento.
Ante esta crisis, los agricultores han solicitado al gobierno central la implementación de medidas urgentes para mitigar los efectos de la baja producción. Entre las propuestas se encuentran la creación de incentivos fiscales para los productores afectados, como créditos a bajo interés, y la exención de impuestos para aquellos que retomen el cultivo de trigo. Además, se ha sugerido la creación de un fondo específico destinado a la recuperación de tierras dañadas por los incendios, con el fin de reactivar la producción en las zonas afectadas.
A nivel gubernamental, el Ministerio de Agricultura y el Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP) han mostrado su disposición a colaborar con los agricultores para enfrentar la crisis. Sin embargo, algunos parlamentarios han señalado que es necesario aumentar los recursos destinados al sector y agilizar las gestiones para implementar los apoyos solicitados por los gremios agrícolas. La situación es urgente, ya que si no se toman medidas efectivas, la región podría seguir perdiendo terreno en la producción de trigo, lo que afectaría no solo la economía local, sino también el abastecimiento nacional de este importante cereal.