Estudio identificó 280 mil hectáreas en la Región del Maule que actualmente no pueden ser restauradas, sumadas a otras zonas que poseen un alto valor ecológico (La Tercera). Aunque han...
Estudio identificó 280 mil hectáreas en la Región del Maule que actualmente no pueden ser restauradas, sumadas a otras zonas que poseen un alto valor ecológico (La Tercera).
Aunque han pasado casi dos años de la catástrofe que azotó una extensa área de la zona centro-sur del país, las cicatrices que dejaron los megaincendios forestales de 2017 siguen visibles. En grandes extensiones de terreno, la reforestación todavía es una tarea pendiente.
Uno de los sectores más afectados fue la Región del Maule. Los siniestros devastaron arbolado y vegetación en un 23% de la Cordillera de la Costa y dañaron gravemente el 8% del suelo de la región.
Un estudio conjunto realizado por las universidades de Talca y de Concepción identificó 280 mil hectáreas siniestradas en la Séptima Región, que seguían sin ser recuperadas hasta la fecha. Esta superficie, de acuerdo con cifras que maneja CONAF, corresponde aproximadamente a la mitad de las casi 600 mil hectáreas quemadas durante la tragedia. De acuerdo con la investigación conjunta, las mayores necesidades de restauración se concentran en la zona costera del Maule.
Los daños no se limitan a los que causó directamente el fuego. El análisis detectó zonas de alto valor ecosistémico que permanecen abandonadas, sin recibir cuidados ni manejo adecuado para su supervivencia.
En total, sumando las áreas siniestradas y las abandonadas, solo en la Séptima Región se identificaron aproximadamente 400 mil hectáreas que requieren urgente restauración. A grandes rasgos, el desafío es importante, porque equivale a restablecer el 14% de la superficie total de la citada región.
Proceso con las comunidades
La metodología del estudio también incorporó, junto a datos geográficos, la participación de las comunidades afectadas. Por ello, se llevó a cabo una serie de talleres participativos, de capacitación y de validación de resultados. Participaron también representantes del sector público y privado, y de organizaciones no gubernamentales (ONG).
El proceso permitió determinar cuáles son las prioridades de las comunidades en cuanto a la recuperación. A partir del levantamiento se identificaron sectores donde se reconocieron altos valores relacionados con biodiversidad, especialmente en las zonas andina y de la Cordillera de la Costa. En esta última hay cerca de 96 mil hectáreas calificadas como de “alto valor ecológico” que podrían seguir amenazadas.
Conciencia del entorno
¿Cuáles son las conclusiones de los expertos? Cristián Echeverría, académico del Laboratorio de Ecología de Paisaje de la Universidad de Concepción, apunta que no solo hay que hacerse cargo de las zonas quemadas.
“Nuestro llamado de atención es a no solamente restaurar las zonas afectadas por los incendios. También hay que enfocarse en todas las otras áreas que permitan recuperar la funcionalidad ecosistémica de los paisajes”, recomienda.
Alejandra Engler, académica del Departamento de Economía Agraria de la U. de Talca, destaca el estudio por la metodología aplicada para su realización. “Para poder identificar los puntos que son necesarios a intervenir no lo hicimos solamente a partir de los mapas, sino que agregamos un tema participativo importante, por la necesidad de que sean los actores locales los que comuniquen las consecuencias de este tipo de problemas”, explica.
La experta reconoce que los habitantes de la Región del Maule están mucho más conscientes de su entorno natural de lo que se pensaría. “La participación de la gente fue interesante, porque tenían muy claros los problemas. Uno podría pensar que las personas que habitan las áreas no identifican algunos problemas ambientales que desde la ciencia sí se reconocen pero, por el contrario, identifican de manera muy clara qué consecuencias tiene la falta de diversidad ecológica, así como la necesidad de recuperar los ecosistemas”, recalca.