La Unión Europea prohibiría su empleo a partir de enero de 2020 por los riesgos que implica su uso para la salud humana, la fauna y el medio ambiente, según...
La Unión Europea prohibiría su empleo a partir de enero de 2020 por los riesgos que implica su uso para la salud humana, la fauna y el medio ambiente, según han podido saber los medios colaboradores de esta investigación de una fuente oficial de la Comisión Europea (El Confidencial.com-ABC.es).
La Comisión Europea analiza en estos momentos si renueva o no la autorización de uso de un insecticida de uso agrícola cuyo principio activo es el clorpirifós y que ciertos estudios afirman que tiene efectos nocivos para la salud humana. El clorpirifós es uno de los productos más utilizados en agricultura en España y en Europa, a pesar de que se considera que los residuos que pueden encontrarse en diversos productos (frutas, verduras, cereales, lácteos e incluso el agua), es tóxico que puede producir alteraciones del sistema hormonal y afectar al desarrollo del cerebro infantil.
La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, que se encuentra en la ciudad italiana de Parma) ha de decidir si es conveniente renovar la autorización para que la Comisión Europea pueda hacer una propuesta para que los Estados miembros decidan.
El clorpirifós es una sustancia muy polémica también en Estados Unidos, donde está prohibida como uso doméstico, pero autorizada en la agricultura intensiva. Algunos estados tan significativos como California han optado por una prohibición total. Los que defienden su uso aseguran que una administración responsable del insecticida no debería plantear problemas de salud. Sin embargo, los detractores insisten en que incluso una dosis mínima no es inocua.
La Comisión Europea no se ha pronunciado todavía sobre este asunto. La autorización que permite utilizar el clorpirifós caduca el 31 de enero de 2020 y antes, la Comisión debe hacer una propuesta a los Gobiernos de la UE para que decidan si quieren renovarla o no. Según fuentes europeas, «es probable que la Comisión no proponga la renovación de esta sustancia», sobre todo «debido a las preocupaciones sanitarias».
Los agricultores que están directamente expuestos a la sustancia, sus familias y los habitantes de las zonas agrícolas son probablemente los más expuestos. España es uno de los países europeos donde más se utiliza este producto.