Los alimentos de origen vegetal son buena fuente de fibra dietética, vitaminas y minerales, además de sustancias fitoquímicas beneficiosas. Por ello, se recomienda su consumo diario para prevenir el cáncer,...
Los alimentos de origen vegetal son buena fuente de fibra dietética, vitaminas y minerales, además de sustancias fitoquímicas beneficiosas. Por ello, se recomienda su consumo diario para prevenir el cáncer, la diabetes, las enfermedades cardíacas y la obesidad, así como para contrarrestar las carencias de micronutrientes. Y aunque una dieta saludable no pueda protegernos de la covid-19 (Agencias Sinc)
Nuevo año, nuevos propósitos. Todavía con el coronavirus presente en nuestras vidas, muchos ciudadanos habrán tomado la decisión de adoptar hábitos saludables, como dejar de fumar, hacer ejercicio diario o recurrir menos al coche. Incidiendo en este mismo propósito, pero también en reducir el impacto ambiental, desde Naciones Unidas sugieren otra idea: enriquecer nuestra dieta con más frutas y verduras.
“Las frutas y verduras son la piedra angular de una dieta sana y variada. Proporcionan al cuerpo humano abundantes nutrientes, refuerzan el sistema inmunológico y contribuyen a reducir el riesgo de contraer muchas enfermedades”. Con estas palabras, el secretario general de la ONU, António Guterres, bautizó al recién entrado 2021 como el Año Internacional de las Frutas y las Verduras. No obstante, el señaló que “a pesar de estos enormes beneficios, no las consumimos en cantidades suficientes”.
El 2021 ha sido declarado por las Naciones Unidas como Año Internacional de las Frutas y las Verduras
Durante el lanzamiento oficial del Año, y tras aprobarse en la Asamblea General de las Naciones Unidas, los países integrantes se
comprometieron a fomentar su consumo, así como a reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos. “Revisemos nuestros sistemas alimentarios y comprometámonos con un mundo más sano, resiliente y sostenible en el que todas las personas tengan a su alcance, y puedan permitirse, la nutrición variada que necesitan”, concluyó en el acto.
“Estas sustancias esenciales son insustituibles y obligan al ser humano a tener una alimentación variada”, explica Russolillo
“Sin embargo, —continúa exponiendo— existe una categoría específica para las frutas y hortalizas, que son 650 gramos o cinco raciones diarias. Es decir, tres piezas de fruta y dos de verdura. En esta categoría, no basta con especificar qué cantidad de betacaroteno, vitaminas C, A o E, sodio o potasio es suficiente, ya que son alimentos altamente complejos, con una cantidad considerable de sustancias que aún no se han descubierto pero que sabemos que están, que actúan y que potencian a otras. Estas sustancias esenciales son insustituibles y obligan al ser humano a tener una alimentación variada, porque se encuentran en cantidades variables y en todos los alimentos de origen vegetal”, explica.
Tanto la FAO como la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan el consumo por cada adulto de al menos 400 gramos de frutas y hortalizas al día para prevenir enfermedades crónicas como el cáncer, la diabetes, las enfermedades cardíacas y la obesidad, así como para contrarrestar carencias en micronutrientes.
Más allá de estas enfermedades, estos vegetales también podrían ayudarnos a defendernos del coronavirus. “En la crisis sanitaria que estamos afrontando a nivel mundial, la promoción de dietas saludables para fortalecer nuestros sistemas inmunitarios resulta especialmente apropiada”, afirmó durante el acto de presentación del Año Internacional el director general de la FAO, Qu Dongyu.
Vegetales contra la covid
El pasado mes de marzo, la academia que preside Russolillo redactó, junto con el Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas y Nutricionistas, un documento de recomendaciones de alimentación para la población ante la crisis sanitaria de la covid-19. En ella, entre otros puntos, se recomendaba la ingesta de estas cinco raciones “por supuesto también para personas con covid-19 con sintomatología leve en el domicilio”.
“Para una persona infectada por covid-19 con sintomatología leve es fundamental que tome esas piezas, para garantizar la ingesta de esas sustancias esenciales y que van a tener una participación activa en los agentes de defensa del sistema inmunitario”, argumenta.
Sobre esta misma línea, el Grupo de Trabajo Multidisciplinar (GMT), que asesora y apoya al Gobierno español en materias científicas relacionadas con la covid-19, presentó el pasado mes de noviembre un informe en el que se recomendaban y planteaban nuevas líneas de investigación nutricional para prevenir tanto esta pandemia como otras futuras.
José María Ordovás, profesor e investigador en la USDA-Human Nutrition Research Center on Aging de la Universidad de Tufts (Boston), así como Investigador Senior en Instituto de Alimentación IMDEA (Madrid), preside este grupo.
“Podemos obtener la mayor parte de lo que nuestro sistema inmunitario necesita mediante el consumo combinado de vegetales y frutas”, recalca Ordovás
“Si nos centramos en aquellos micronutrientes que más han capitalizado la atención durante la pandemia, nos encontramos con las vitaminas A, D, y E, los minerales zinc, cobre, y magnesio, y los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga, preferencialmente los que conocemos como omega-3”, indica a SINC el doctor en Bioquímica. “De esta lista de alimentos —continúa explicando–, se deduce que podemos obtener la mayor parte de lo que nuestro sistema inmunitario necesita mediante el consumo combinado de vegetales y frutas”.
Este experto también se desmarca de la idea de sustituir el consumo de frutas y verduras por complementos vitamínicos. Y menos para prevenir o mitigar la covid. “No hay recomendaciones clínicas basadas en la evidencia acerca de la posibilidad de reducir significativamente el riesgo de infecciones respiratorias mediante el uso de suplementos de vitamina C en sujetos bien nutridos. Únicamente, en sujetos que no están bien alimentados o que tengan enfermedades que lleven asociadas niveles bajos de vitamina C podríamos justificar una suplementación”, señala, añadiendo que solo ha demostrado ser eficaz en pacientes graves.
De manera indirecta, Ordovás también considera que una nutrición sana podría haber aportado otros beneficios. Por un lado, “hubiera dado a menos contagios. No porque la alimentación individual evite los contagios, sino porque habría un mayor equilibrio ecológico entre las especies” —aludiendo al origen zoonótico del virus—.
Por otro lado, “aunque una dieta saludable no puede evitar que nos contagiemos (eso depende más de nuestro estilo de vida), sí que puede evitar los factores de riesgo que llevan a una peor evolución de la enfermedad. Es decir, la diabetes, obesidad, e hipertensión. Los contagios hubieran sido menos graves y mucho menos letales”, considera el presidente del GMT.