la Universidad de Concepción, distinguió al académico de la Facultad de Ingeniería Agrícola (FIAUdeC), Dr. Christian Correa Farías, por el licenciamiento de un dispositivo para medir firmeza y estructura interna de arándanos y otras bayas.
La tecnología nació a partir de una necesidad de la industria, en el equipo del Laboratorio de Robótica de Campo, de la Facultad de Ingeniería Agrícola UdeC, liderado por el Dr. Christian Correa Farías, quien destacó que la patente fue licenciada a una empresa de base tecnológica creada por exalumnos de FIAUdeC.
En su quinta versión, el Premio Ciencia con Impacto que cada año otorga la Universidad de Concepción a quienes destacan por impactar positivamente en la sociedad o en el sector productivo, con la aplicación de conocimientos desarrollados al interior de la casa de estudios, distinguió al académico de la Facultad de Ingeniería Agrícola (FIAUdeC), Dr. Christian Correa Farías, por el licenciamiento de un dispositivo para medir firmeza y estructura interna de arándanos y otras bayas.
En una ceremonia telemática, que fue encabezada por el rector Dr. Carlos Saavedra Rubilar, fueron reconocidos unos 70 investigadores de la UdeC.
El premio fue creado en 2017 al amparo de la Oficina de Transferencia y Licenciamiento (OTL) de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo (VRID) con el fin de relevar las contribuciones de la institución al medio en el cumplimiento de su tercera misión.
En esta oportunidad, se entregó el premio en la categoría Protección de Invenciones a 17 equipos que durante 2020 presentaron solicitudes de patente para resguardar los resultados de sus investigaciones; en tanto que la mención en Transferencia Tecnológica, que destaca a quienes lograron licenciar sus tecnologías, recayó en el Dr. Correa, por su contribución al desarrollo de la tecnología para medir firmeza y estructura interna de bayas y su licenciamiento a la start-up
Trion SpA.
El investigador, quien dirige el Laboratorio de Robótica de Campo, de FIAUdeC, ha recibido el premio Ciencia con Impacto en dos ocasiones anteriores y también ha ganado cuatro veces el Concurso de Patentamiento UdeC.
“Es un aliciente a seguir adelante, siempre es un recordatorio de que vamos por el camino correcto, así que estoy muy contento”, manifestó.
Necesidad de la industria
Respecto a la invención que le valió la distinción, reconoció su carácter especial, pues “éste fue básicamente una respuesta a una necesidad que detectamos en conjunto con los productores de arándanos”.
El especialista en robótica y automatización para la agricultura explicó que una dificultad presente en el mundo agrícola es determinar los efectos de heladas, golpes u otros eventos. “Ese daño no se puede detectar a simple vista (…) Tomamos esos requerimientos, que se repetían cada vez que teníamos una visita con empresas y empezamos con algunos ensayos durante dos temporadas, lo que nos permitió tener un prototipo más robusto, que postulamos al Concurso de Patentamiento de la Universidad”, recordó el académico.
Relató que ninguna empresa “estaba dispuesta a invertir en la idea porque, en el fondo, evitaban el problema, pero no veían cómo resolverlo de una forma rápida, eficiente y barata. Además, las empresas tenían otros proyectos más prioritarios”.
“Así es que decidimos emprender el camino nosotros como Universidad -continuó el profesor-, como laboratorio en un principio, invirtiendo nuestros propios fondos, nuestro tiempo, y desarrollando un prototipo, y después pasó por todas las etapas que Corfo genera como un lineamiento de lo que debería ser un desarrollo de estas características: lo desarrollamos al interior de la Universidad, lo presentamos a un fondo concursable en conjunto con la empresa Trion, nos ganamos ese fondo, que nos permitió pasar del prototipo a un producto mínimo viable, que es algo que está en condiciones de salir al mercado para ser testeado y probar sus características, le transferimos luego esta patente que habíamos obtenido por este producto a la empresa, y ya está en camino de hacer sus primeras ventas, está en la etapa de escalamiento industrial, definiendo aspectos como el diseño, así es que esperamos que esta temporada estén operando los primeros dispositivos en terreno”, relató.
En 2016 se solicitó una patente para la nueva tecnología, la que fue concedida en 2018. Y el 4 de junio del año pasado se realizó la firma del contrato de licencia entre la Universidad de Concepción y Trion Soluciones de Ingeniería SpA, encargada de la validación y comercialización de la nueva tecnología.
Trion, que ofrece soluciones a la agricultura basadas en la investigación, fue creada en 2018 por los exalumnos de la Facultad: Alan Vera Muñoz (ingeniero civil agrícola) y Fernando Bolaño Pacheco (ingeniero en agroindustrias y magíster en Ingeniería Agrícola).
“Ellos participaron como alumnos en el desarrollo de este equipo, al interior de la Universidad, antes de crear la empresa. Después, ellos crearon su empresa y como conocían el producto fueron probablemente los más indicados para desarrollar sus condiciones técnicas”, comentó el Dr. Correa.
Consultado por el rápido ascenso de esta solución, desde que fue concebida hasta su licenciamiento, lo atribuyó a que “identificamos correctamente la necesidad que tenía el mercado, estamos resolviendo un problema que sí es real y no estamos forzando una idea nuestra. La prueba está en que la empresa Trion encontró interesados en adquirirla rápidamente”.
Producto innovador
La tecnología que utiliza este dispositivo se denomina “celdas de carga”, que mide cuánta es la presión que se está aplicando sobre el fruto para cierto grado de compresión.
El investigador destacó, entre las ventajas del dispositivo, que es móvil, por lo que permite al productor tomar decisiones in situ. “Esto opera con un muestreo de frutas, y lo que se debería hacer es cruzar estos datos con otra información que tenga la empresa, por ejemplo, imágenes de drones y mapas”.
“En las condiciones actuales en los huertos -expuso-, va la persona a terreno, toma los frutos y los lleva al laboratorio en el packing, y en el packing hacen los análisis de firmeza del fruto, entonces, lamentablemente pueden hacer muy pocos muestreos y la muestra no es representativa, y además, los instrumentos que se ocupan no están diseñados para frutos pequeños, sino para otros más grandes, como la manzana. En consecuencia, los resultados no son para nada fiables. Había una conciencia del mercado de que éste era un problema que había que resolver”.
Finalmente, describió que “nosotros generamos este protocolo de muestreo, que nos permite analizar una muestra en menos de cinco segundos, es muy rápido, lo que significa que podemos analizar muchas muestras en terreno, aumentando el grado de representatividad y entregando un valor que es fidedigno, porque con los otros equipos hay un error del 30%, pero con el nuestro no supera el 1%”.