Entre las cualidades de la tuna existe una en particular que la convierte en un producto muy atractivo para cultivar en sectores con poca lluvia y tiene relación con la...
Entre las cualidades de la tuna existe una en particular que la convierte en un producto muy atractivo para cultivar en sectores con poca lluvia y tiene relación con la baja cantidad de agua que requiere para subsistir (INDAP).
A escasos 25 minutos del centro de Chillán, en el sector Los Sauces de la comuna de San Nicolás, Región de Ñuble, se encuentra el huerto de tunas de Sergio Dättwyler, reconocido agricultor de la zona que lleva años trabajando en este rubro. Actualmente posee un huerto agroecológico de cerca de 5 mil metros cuadrados y se destaca por la dedicación y el cuidado de sus cultivos:
“Dentro de todas las actividades agrícolas que he realizado, me tocó hacerme cargo de un tunal de 20 hectáreas. Cuando me retiré de ese trabajo, compré mi actual propiedad y me propuse probar con las tunas, en una zona donde prácticamente no existen, pero en la que las condiciones del suelo daban para insertar este cultivo”, cuenta el experimentado agricultor mientras nos lleva a recorrer sus cultivos de aproximadamente tres años de edad.
Dättwyler es una voz autorizada al momento de hablar de tunas y, según dice, este cultivo se podría adaptar perfectamente a las condiciones del secano de Ñuble: “Dentro de las cualidades de la tuna existe una en particular que la convierte en un producto muy atractivo para cultivar en sectores con poca lluvia y tiene relación con la baja cantidad de agua que requiere para subsistir. Sin embargo, para tener buenos resultados, sobre todo en la cosecha, requerirá entre 150 y 1.500 mm anuales de agua, lo que de todos modos la hace un producto muy atractivo para la zona, ya que solo estamos hablando del 25% de agua que requiere cualquier otro frutal”.
Estos aspectos también son destacados por la directora (S) de INDAP Ñuble, Tatiana Merino Coria, quien afirma que “hoy estamos buscando opciones de producción que nos den la posibilidad de complementar los cultivos tradicionales presentes en el secano de Ñuble. No les estamos diciendo a nuestros agricultores que abandonen sus rubros, sino que queremos darles opciones que puedan ser complementarias y les permitan maximizar sus utilidades. En este contexto, el cultivo de la tuna nos parece muy interesante y amerita que incursionemos en sus potencialidades, ya que se podría adaptar a las condiciones climáticas de la zona. Además, es un producto que requiere de una baja pluviometría y tiene bajos costos de producción, aparte de poseer amplias utilidades, tanto su fruto (la tuna) como la planta (el nopal). Sin ir más lejos, es un poderoso antioxidante”.
Añadió que se si quiere obtener buenos resultados, como en el caso de Sergio Dättwyler, “debemos mejorar los procesos de producción, tal como ha hecho él en su huerto; su experiencia podría ser perfectamente replicada por otros de nuestros agricultores”.
En el último tiempo han surgido numerosos estudios sobre la alta riqueza nutricional de este, hasta ahora, poco valorado fruto, que tradicionalmente se ha cultivado entre Arica y Parinacota y Ñuble. Además puede ser utilizado para producir pectina, goma, anticorrosivos, fármacos, aromatizantes, esencias, fructosa, semillas, alcohol, harinas, cremas, colorantes, forraje para bovinos y caprinos, comidas, jaleas, jugos.
“En estos momentos estamos contactando a importantes compradores de tunas, con la finalidad de ofrecerles a nuestros actuales productores, y a los que se sumarán en el futuro, un lugar seguro donde comercializar su producción”, concluyó Tatiana Merino Coria.