Con esa misma indumentaria y su corazón colmado de alegría, la productora usuaria de INDAP, Ginette Rivera, recibió el Premio al Emprendedor BancoEstado (Mundo Agropecuario) A cada feria a la...
Con esa misma indumentaria y su corazón colmado de alegría, la productora usuaria de INDAP, Ginette Rivera, recibió el Premio al Emprendedor BancoEstado (Mundo Agropecuario)
A cada feria a la que asiste, la emprendedora campesina Ginette Rivera Tralma, de la comuna de Cholchol (lugar de cardos, en mapudungún), en la Región de La Araucanía, va con un traje y joyas típicas mapuches. Dice que no lo hace por vender más -produce merkén y otros condimentos deshidratados, como yerbas para aliñar carnes y pescados, semillas de cilantro, poleo, melisa, ajo-pimentón y manzanilla-, sino que por el orgullo y amor que siente por su cultura.
Con esa misma indumentaria y su corazón colmado de alegría, la productora usuaria de INDAP recibió el Premio al Emprendedor BancoEstado en la categoría Emprendimiento Consolidado y se convirtió en la gran estrella de la ceremonia realizada en la casa matriz de la entidad financiera en Santiago, en el marco de la Semana de la Pyme. ”Este atuendo es parte de mi vida, es algo que nace de mi corazón y me conecta en forma espiritual con mi pueblo”, dice.
Este año se recibieron 28 mil postulaciones al premio y ella fue uno de los ocho primeros lugares a nivel nacional ($6 millones). También hubo igual número de segundos lugares ($2 millones) y 23 premios regionales ($1 millón). Entre los ganadores nacionales también destacaron otros dos pequeños agricultores de INDAP: La productora de frutillas María Rosa Escobar, de Monte Patria, y el productor avícola Rodolfo Barrientos, de Punta Arenas.
Haciendo gala de un gran desplante, Ginette agradeció el galardón en nombre de los premiados y contó que postuló sin mucha fe, pensando que iba a ser una más en las estadísticas o que había “alguna trampita”. Cuando supo que era una de las ganadoras, dice que “no lo podía creer, porque soy de un pueblo chico, de una comunidad indígena (Juan Pedro Huircán), y allá todo es sacrificio y trabajo, no existen los premios”. Agregó que “hoy me siento como una estrella, pero mañana volveré a la pega como todos los días”.
También recordó que en una feria conoció al famoso pato del BancoEstado, el corpóreo, y se sacó una foto con él que hasta el día de hoy conserva. “A él le pedí un crédito para comprar mi primer auto nuevo y por suerte no me falló, menos mal”, dijo entre las risas del ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine, y del presidente del banco dueño de casa, Arturo Tagle, que estaban en la primera fila.
Ginette nació en Santiago, pero se crío en el sector Curaco (agua sobre la piedra, en mapudungún) de Cholchol. Ahí se casó, tuvo un hijo -hoy sonidista y “catador oficial” de sus productos-, enviudó y volvió a encontrar el amor junto a su actual pareja, Juan Lepín, “mi mano derecha y una persona maravillosa”.
Tras ser dueña de casa durante largos años, en 2009 se decidió a emprender. Vio un ají rojo en un diario y le llamó la atención: “Pensé que en el sur se comía mucho ají, como si fuera mantequilla, y me quedó dando vueltas”. Luego participó en una capacitación en la Escuela de Agronomía de la Universidad Católica, donde se hizo un diagnóstico de los productos que se podían trabajar en La Araucanía, y otra vez saltó el ají, el cacho de cabra. Prosiguió con cursos de innovación territorial agroalimentaria y deshidratados.
Así fue como comenzó a producir merkén con la marca Curaco Gourmet, respetando la tradición mapuche: “Aquí no existen secretos, pero se debe distinguir entre quienes trabajan con amor y los que son simples vendedores. Antes el ají se dejaba ahumando encima de los fogones por meses y se servía merkén solo a quienes uno quería agasajar, en pocillos pequeños. Una vez ahumado, el ají se tuesta en callana u horno de leña y se le echan semillas de cilantro y sal, también tostados”.
Como había mucha competencia con el merkén, Ginette decidió incorporar nuevos aliños, hechos con productos cultivados en su huerta: “Para mí la huerta es vida. Ahí me relajo y puedo pasar horas. Ahora puedo producir todo lo que necesito, pero si crezco voy a tener que comprarles a mis vecinos, que también son pequeños productores de INDAP”.
Hoy Ginette comercializa sus condimentos, que cuentan con Sello Manos Campesinas, en tiendas gourmet de Temuco (Pabellón Araucanía), Valdivia, Valparaíso, Viña del Mar y Santiago (Tienda Mundo Rural Palacio La Moneda) y su deseo es seguir conquistando mercados a nivel nacional. “La exportación no es algo que me quite el sueño, es un proceso muy caro y burocrático”, afirma.
Al momento de agradecer, dice que INDAP ha sido fundamental para ganar este premio, porque le permitió crecer. “Me ha apoyado para tener mi sala de almacenaje y mis invernaderos, y con permanentes invitaciones a ferias. En la institución también nació el Mercado Campesino Raíces Araucanía, que integran emprendedores de 17 comunas de la región y con el que hemos llegado a numerosos espacios de comercialización. Cómo no me voy a sentir realizada y agradecida”, dice Ginette.