KWS e IANSA se han unido a los dos científicos pioneros del pastoreo de la remolacha forrajera en Nueva Zelandia, la Dra. Bernardita Saldías (Vetlife NZ) y el Dr. Jim...
KWS e IANSA se han unido a los dos científicos pioneros del pastoreo de la remolacha forrajera en Nueva Zelandia, la Dra. Bernardita Saldías (Vetlife NZ) y el Dr. Jim Gibbs, para traer este sistema a Chile. En este artículo entregan más detalles sobre la utilización de este cultivo (Mundo Agropecuario).
La reaparición de los cultivos de remolacha forrajera se ha hecho notar en los alrededores de Osorno en el último año, debido al crecimiento en hectáreas. La remolacha forrajera forma parte de la misma familia que la remolacha azucarera (Beta vulgaris), y Chile tiene una larga y amplia trayectoria con ambos cultivos. Sin embargo, la remolacha forrajera se usa como alimento para el ganado y el nuevo uso en Chile se debe al trabajo realizado en los últimos años para introducir este cultivo en los sistemas de pastoreo, tal como se hizo en Nueva Zelandia.
La remolacha forrajera tiene un mayor rendimiento y contenido de energía que cualquier otro cultivo para el ganado y posee también un buen contenido de proteínas, por lo que es una alternativa atractiva para el uso a gran escala en producciones lecheras, de carne y ovinos. Para muchos en Chile el cultivo no es nuevo, ya que se ha utilizado con anterioridad como suplemento en la alimentación del ganado. Por lo que no es extraño encontrar a alguien que haya visto a su abuelo en el pasado usar remolacha forrajera, ofreciéndosela al ganado diariamente en pequeñas cantidades. Sin embargo, el sistema neozelandés de pastoreo de la remolacha forrajera tiene una gran diferencia: el cultivo se usa como la dieta principal del ganado, proporcionando la oferta diaria de remolacha detrás de un cerco eléctrico, y el ganado se entrena para comer todo lo que puedan.
Debido a que la remolacha tiene aproximadamente la energía del trigo o el maíz, la alimentación de esta manera da como resultado una excelente producción animal. Sin embargo, debido a que también el valor de la remolacha puede llegar a ser la mitad del precio de estos cereales cuando tiene alto rendimiento, y puede ser pastoreada directamente en el potrero en lugar de tener que ser alimentado, hace que la alimentación del ganado sea mucho más barata y fácil. Por lo anterior, se ha convertido en el cultivo con el crecimiento más rápido en Nueva Zelandia, pasando de 100 ha a 60.000 has en diez años.
Las dos áreas importantes para que un sistema de pastoreo de remolacha sea rentable y productivo son la agronomía de los cultivos y el manejo del pastoreo. La agronomía de la remolacha forrajera en cierta medida difiere de la remolacha azucarera, ya que el objetivo en el cultivo de la remolacha forrajera es producir más hojas, sostener la hoja hasta más tarde e impulsar un mayor contenido de proteínas, por lo que en los últimos años ha habido cambios importantes en las estrategias de fertilización y siembra para lograr este objetivo.
La remolacha forrajera es un cultivo flexible que cubre la brecha entre la oferta y la demanda de los pastos y se puede utilizar desde principios de otoño hasta fines de primavera. El cultivo se siembra en primavera y tiene un potencial de rendimiento de más de 25 ton MS/ha, esto explica por qué el costo por kg de MS es más bajo que otros alimentos energéticos disponibles. Por lo general, los agricultores comienzan a usar el cultivo a partir de fines de abril.
Sin la especialización en la agronomía, no podríamos obtener cultivos aptos para el pastoreo, pero sin los conocimientos de como alimentar correctamente la remolacha forrajera, no podremos hacer uso del cultivo de manera productiva y segura, que haga que el sistema sea rentable; por lo tanto, estas dos áreas deben ir de la mano.
Existen reglas que son fundamentales en la alimentación de la remolacha forrajera, ya que un manejo deficiente o inadecuado al momento en que el ganado se introduce al cultivo se corre el riesgo de serios problemas de salud animal. Tal como ocurre en el ganado de engorda con la alimentación de granos, que existe el riesgo de acidosis ruminal.
Se requiere un protocolo de transición adecuado en donde el ganado aumenta lentamente la cantidad de remolacha consumida para luego alcanzar su ingesta máxima luego de dos semanas. Posterior a este proceso, no hay más problemas con la salud animal y el sistema es simple y rápido de lograr cada día.
Aunque el cultivo se puede cosechar y usar a través de un carro forrajero, la manera más común de ocuparlo es ofrecerlo detrás de un cerco eléctrico que se mueve diariamente. Durante los primeros 14 días, el ganado sigue un estricto protocolo de transición en el que la cantidad de remolacha se restringe cuidadosamente y se incrementa lentamente cada dos días después de comenzar con 1 kg de MS. Esto significa que, durante el proceso de transición, en especial en la primera etapa de ésta, el ganado requiere de una cantidad considerable de pradera, heno o ensilaje, además de la remolacha para mantenerse bien alimentado. A medida que aumenta el consumo de remolacha, el suplemento disminuye, hasta que el ganado de carne logra el consumo máximo de remolacha más 2 kg MS de suplemento principalmente forraje, o las vacas en lactancia logran comer aproximadamente 5 kg de MS de remolacha además de la pradera y otros suplementos.
Cada campo y cada grupo de animales tiene su propio protocolo de transición basado en el rendimiento de los cultivos y la carga animal. Un plan de transición completo también considera la clase de animal, las dimensiones del potrero y el tipo de forraje que se utilizará. Después de la introducción de 14 días, el ganado de carne o las vacas secas estarán comiendo toda la remolacha que puedan, y para el ganado de carne, esta alta ingesta de remolacha puede continuar por 150 días.
Durante la transición ocurren tres procesos que son requeridos en los sistemas de remolacha forrajera. Primero, el ganado aprenderá a manejar físicamente raíces grandes de este cultivo; segundo, ocurren muchos cambios fisiológicos que permiten la ingesta de un alimento de alto contenido energético y de bajo contenido de materia seca; y finalmente, el ganado aprenderá a regular la velocidad en la que comen la remolacha. Esto significa que el ganado aprende a comer el cultivo a una velocidad que no causará problemas de salud (acidosis ruminal) cuando alcancen la ingesta máxima de alimento después del período de transición.
Para lograr una transición segura y efectiva al cultivo y luego lograr una alta producción, los productores de carne y de leche necesitan un plan estratégico de principio a fin. Esto implica una adecuada selección del potrero a utilizar, fechas de siembra temprana en la primavera, excelente manejo de la agronomía por parte de un experto y apegarse al plan de manejo del pastoreo. Gracias a este plan, en Nueva Zelandia los productores de carne han podido engordar el ganado para el sacrificio antes de los 18 meses de edad, y los productores de leche han reducido el costo de la alimentación de vacas secas en aproximadamente un tercio, mientras que en vacas en lactancia se han reemplazado los granos caros con remolacha, lo que hace que las dietas sean más baratas, sin perjudicar la producción de leche. Además, ha permitido tener el control de la alimentación del ganado, ya que el cultivo es de alto rendimiento y se puede utilizar en un área pequeña, lo que lo hace ser económico.