Cata de espumantes, destilados y vinagres de cepas locales, fue realizada en el marco de proyecto de zonificación del valle del Itata que financia la Fundación para la Innovación Agraria...
Cata de espumantes, destilados y vinagres de cepas locales, fue realizada en el marco de proyecto de zonificación del valle del Itata que financia la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) con el apoyo del Instituto de Desarrollo Agropecuario INDAP (Mundo Agropecuario-INIA).
Un particular espumante blanco, dos destilados a partir de cepa País y dos vinagres orientados al mercado gourmet, fueron presentados en sociedad por investigadores de INIA Quilamapu, en el marco de la ejecución del proyecto “Elaboración de nuevos productos viníferos a través de la estratificación de calidad de uvas mediante la zonificación de áreas productivas del Valle del Itata”.
Estos nuevos productos tienen la particularidad de ser generados con uvas viníferas asociadas al valle del Itata, lo que genera el carácter particular de esta zona vitivinícola de la Región del Ñuble.
El primer producto presentado fue un espumante generado con uvas de la variedad Chasselas, con 12,5º de alcohol. Se caracteriza por su frescor, acidez equilibrada, color amarillo claro, característico de la variedad. También resalta por sus aromas cítricos y a frutas tropicales que lo hacen ser un espumante único.
Cabe señalar que la existencia de la variedad Chasselas se concentra, en Chile, en el Valle de Itata. La enóloga de INIA Irina Díaz, destacó que los espumantes son el único vino que aumenta su consumo, por lo que este producto “es una alternativa productiva para desarrollar la vitivinicultura del valle de Itata ya que estas vides están adaptadas a las condiciones de no riego”.
Los otros productos presentados fueron dos destilados generados con uva País y doble destilación para purificar el alcohol obtenido. En ambos resaltan el color transparente y las notas a frutas rojas, berries y mescal, así como una alta persistencia en boca, aunque uno de ellos es más complejo en aromas.
Para la enóloga Díaz, los destilados tienen un gran potencial en el mercado nacional e internacional. “El valle de Itata ha desarrollado agua ardiente desde hace muchos años, pero la incorporación de tecnologías, destiladores y un control en el proceso de destilación son una alternativa de producir a mayor escala un producto con identidad local y características sensoriales competitivas”.
Finalmente se degustaron vinagres blancos con uvas Moscatel y Chasselas, orientados al mercado gourmet. Resaltan por su color y aromas, y una interesante complejidad aromática que van desde las frutas tropicales y cítricas en el caso de Chasselas, hasta los aromas florales de geranio y limón en el caso del Moscatel, ambos muy diferentes a los vinagres tradicionales.
Durante la actividad, el Subdirector de Investigación y Desarrollo de INIA Quilamapu, Luis Inostroza, resaltó la importancia de entregar nuevas alternativas viníferas con potencial comercial para el valle del Itata, y de proyectos de investigación que busquen mejorar el manejo de las uvas y la elaboración de vinos.
En tanto, el seremi de agricultura, recalcó lo importante de la asociatividad de los pequeños productores, objetivo principal del ministerio, en un sistema de cooperativa moderna. Indicó que esta acción en conjunto de los productores, permitiría mejorar la calidad de uvas y vinos, y generar volúmenes importantes que puedan ser comercializados en mercados internos y/o extranjeros a precios justos para la actividad, en un futuro cercano.
En la presentación y cata de los productos, en dependencias de INIA Quilamapu, también estuvieron presentes el Consejero Regional Rodrigo Dinamarca y los productores Rodrigo Carrasco, Rigoberto Vera, Luis Rosales y Leonel Alarcón.
Zonificación del valle del Itata
El coordinador del proyecto, Marcelino Claret, destacó que “por primera vez en su historia, se está generando una zonificación del valle del Itata (clima, suelo), sobre la base de condiciones ambientales distintas”. Sostuvo que se elaboró el primer mapa térmico del valle que contempla un registro satelital de 10 años de temperaturas diarias y que cubre unas 320 mil hectáreas.
Claret, investigador y doctor en ciencias ambientales, expresó que en el mapa es posible distinguir claramente “los cordones más cálidos y los de temperaturas más bajas, lo cual puede ser muy importante para el futuro de las viñas del valle en un escenario de cambio climático”.
El proyecto cuenta con un completo equipo de especialistas integrado por Macarena del Río (enóloga de campo), Hernán Aguilera (análisis de bases de datos), Irina Díaz (Enóloga de elaboración de productos viníferos), Stanley Best (Agricultura de Precisión), Nilo Mejía (genetista de vides), Rubén Ruiz (meteorología), Daniela Grez (diseño orientado a objeto).