Investigadores de la Universidad de Málaga, España, han desarrollado un protocolo que mide la cantidad de polen de olivo en la atmósfera y, en especial, aquellas sustancias que generan una...
Investigadores de la Universidad de Málaga, España, han desarrollado un protocolo que mide la cantidad de polen de olivo en la atmósfera y, en especial, aquellas sustancias que generan una reacción en las personas alérgicas. Este avance permitirá una mayor eficiencia en la cuantificación de alérgenos en días con baja presencia polínica (Agencia Sinc).
Científicos de la Universidad de Málaga han conseguido cuantificar el principal alérgeno del olivo en la atmósfera, aun cuando la concentración de su polen en el ambiente es muy baja o incluso nula dentro del periodo de floración. La rotura de los granos y la liberación de su contenido en el aire puede derivar en una respuesta inmunológica en personas. Esta técnica ofrece mayor información para entender por qué se producen respuestas alérgicas en días donde el registro polínico no es significativo.
El estudio se centra en una proteína en concreto, la Ole e 1, que se sitúa en el interior de la célula del grano de polen y que es la principal causante de la alergia al olivo. Con el fin de optimizar la determinación de su concentración en el entorno, los expertos han comparado varias disoluciones de compuestos químicos (tampones) utilizados para extraer estas proteínas hasta encontrar el más adecuado.
Para estimar su concentración en el aire, los investigadores han recurrido a una técnica de inmunoensayo conocida como ELISA tipo sándwich. En primer lugar, se sitúa una capa con un anticuerpo que reaccionará ante la proteína Ole e 1, agarrándola y separándola del resto de sustancias. Sobre ella se sitúa la muestra, que tras un periodo de incubación se lava para aislar únicamente aquello que interesa analizar. Finalmente, se utiliza una segunda capa de anticuerpo modificado para lograr amplificar la señal y dar color a la muestra. En función de la intensidad de su tono, la concentración del alérgeno sería mayor o menor.
Esta fórmula ha permitido demostrar que la correlación entre polen de olivo y su alérgeno Ole e 1 es por término medio en la atmósfera de Málaga (0,9) superior a las expuestas en la literatura científica en otras ciudades (0,2 a 0,8). Una información relevante a nivel sanitario, ya que permite predecir mejor la respuesta alérgica de la población y orientar a esta con pautas de precaución más definidas.
El grupo de expertos han logrado, además, identificar el origen de estos alérgenos. “Hemos conseguido diferenciar en la atmósfera qué fracción de Ole e 1 pertenece a granos de polen intactos y qué parte a partículas libres de granos rotos, siendo de especial importancia ya que estas últimas son las responsables del asma bronquial” señala en declaraciones a Fundación Descubre el autor principal del artículo, José García Sánchez, investigador de la Universidad de Málaga.
Un detonante de las alergias en la zona mediterránea
En el entorno mediterráneo, el olivo es un importante factor detonante en las alergias, al igual que ocurre con otras especies de plantas como las gramíneas, los cipreses, los plátanos de sombra o las parietarias, entre otros.
Al analizar la atmósfera para detectar la presencia de alérgenos de polen, lo habitual es emplear métodos que permitan una aproximación a varios tipos al mismo tiempo. “En el trabajo de campo, buscamos el método menos malo para maximizar el rango de resultados significativos en la cuantificación de distintos alérgenos al mismo tiempo. Ninguno funciona de manera perfecta para todos los alérgenos a la vez, por lo que optamos por aquella que nos permita tener el mejor resultado durante el periodo que estamos abordando”, señala José García.
En su artículo, los autores comparan distintos métodos de extracción del alérgeno Ole e 1 y se decantan por el menos óptimo para el olivo, pero más adecuado para otras especies que se estudiaron al mismo tiempo. El resultado es una muestra menos concentrada, pero extrapolable. “En este estudio hemos elaborado un método que te permite cuantificar alérgenos de olivo en la atmósfera durante el periodo de floración, aún cuando no detectas nada de polen por los métodos tradicionales”, remarca el experto.
Los resultados de la investigación, financiada por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, han sido publicados por la revista Chemosphere.